Prepararse Espiritualmente para Navidad

December 16, 2022
Columna
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Foto de Vladimir Konoplev

Al caminar por las calles y en medio de los edificios residenciales, se notan los arreglos y música de las celebraciones decembrinas. Los centros comerciales anuncian sus ofertas y los vendedores informales invaden el espacio público con toda clase de adornos; ésta situación hace reflexionar sobre el significado que van adquiriendo las fiestas de diciembre.

La celebración del nacimiento de Jesús, se impuso en sus orígenes en la misma fecha de celebración de una fiesta pagana en el Imperio Romano dedicado al sol; con este acto se pretendió suplir una creencia popular por otra dedicada a Jesús como nuevo sol. Ahora parece ser que la misma dinámica sucede con el mundo del comercio en la que una fiesta religiosa cristiana, se ve superpuesta por una fiesta de consumo en la que se impone la cultura del endeudamiento, la compra de productos y el derroche de recursos.

En tiempo reciente, el papá Noel va desplazando las tradiciones propias del pesebre, imponiendo un rostro ajeno a las tradiciones de nuestros padres y abuelos. En poco tiempo esta aculturación llegará a ocultar las formas tradicionales de celebración en cuyo centro estaba la reunión familiar, la reflexión y la preparación espiritual del corazón. 

 

La lógica de “demuéstrame cuánto me amas comprándome cosas” hace presa fácil a los niños a causa de la propaganda desmedida en los medios de comunicación, lo que lleva a presionar a algunos padres con pesadas cargas de solicitudes de juguetes costosos y desechables. La presión es tanta para consumir que se convierte en un verdadero martirio de la economía familiar.

 

En otro escenario el derroche de la energía eléctrica empleada en adornar las ciudades, sin desconocer su belleza, parece un despropósito social frente a tantos barrios y sectores que no tienen los servicios básicos. Qué valioso sería si en una Navidad decidiéramos alumbrar las casas de los marginados y no únicamente las avenidas principales de las ciudades. El asunto no se limita a dar limosna en estos días para calmar muestras “culpas sociales”; el compromiso es crear las condiciones más favorables para que los actuales “peregrinos en Belén” encuentren techo, comida y seguridad.

 

La pregunta de base es, ¿cómo nos preparamos espiritualmente para estas fechas?

– En primer lugar, requerimos tiempo y silencio en medio de nuestras obligaciones para sentir y vivir la experiencia de un nuevo nacimiento de Jesús en el corazón y en nuestra sociedad. Se necesita tiempo para vivir esta preparación en familia, y dar a los nuestros los hermosos regalos del diálogo, del perdón y del cariño sincero.

-Practicar la solidaridad, y el compartir con los más necesitados, con el fin de ir construyendo con ellos una sociedad más justa. En el caso de optar por las compras sería conveniente apoyar los emprendimientos de la industria nacional y las artesanías.

-Oración que no debe limitarse a una novena. Promover un encuentro personal y comunitario con la experiencia de recibir en nosotros como pesebres vivos a un Jesús que optó por encarnarse en la humildad y la sencillez. Ser una hermosa estrella que ilumine las noches oscuras, señalando nuevos caminos de transformación y felicidad.

-Es primordial discernir desde una fe madura, el sentido profundo del núcleo de la Natividad más allá de todo aquello que la propaganda o la costumbre nos imponga. El fundamento es el Amor y el desafío, es testimoniar a un Dios que nace en nuestro ser para dar esperanza y vida auténtica.

 

Queridas lectoras de Revista Level, con un abrazo lleno de ternura, deseo para ustedes y sus familias una Navidad llena de inmenso gozo, paz espiritual y amor en abundancia. Gracias por inspirar estos escritos desde el corazón.

Prepararse Espiritualmente para Navidad

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December 15, 2022

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Al caminar por las calles y en medio de los edificios residenciales, se notan los arreglos y música de las celebraciones decembrinas. Los centros comerciales anuncian sus ofertas y los vendedores informales invaden el espacio público con toda clase de adornos; ésta situación hace reflexionar sobre el significado que van adquiriendo las fiestas de diciembre.

La celebración del nacimiento de Jesús, se impuso en sus orígenes en la misma fecha de celebración de una fiesta pagana en el Imperio Romano dedicado al sol; con este acto se pretendió suplir una creencia popular por otra dedicada a Jesús como nuevo sol. Ahora parece ser que la misma dinámica sucede con el mundo del comercio en la que una fiesta religiosa cristiana, se ve superpuesta por una fiesta de consumo en la que se impone la cultura del endeudamiento, la compra de productos y el derroche de recursos.

En tiempo reciente, el papá Noel va desplazando las tradiciones propias del pesebre, imponiendo un rostro ajeno a las tradiciones de nuestros padres y abuelos. En poco tiempo esta aculturación llegará a ocultar las formas tradicionales de celebración en cuyo centro estaba la reunión familiar, la reflexión y la preparación espiritual del corazón. 

 

La lógica de “demuéstrame cuánto me amas comprándome cosas” hace presa fácil a los niños a causa de la propaganda desmedida en los medios de comunicación, lo que lleva a presionar a algunos padres con pesadas cargas de solicitudes de juguetes costosos y desechables. La presión es tanta para consumir que se convierte en un verdadero martirio de la economía familiar.

 

En otro escenario el derroche de la energía eléctrica empleada en adornar las ciudades, sin desconocer su belleza, parece un despropósito social frente a tantos barrios y sectores que no tienen los servicios básicos. Qué valioso sería si en una Navidad decidiéramos alumbrar las casas de los marginados y no únicamente las avenidas principales de las ciudades. El asunto no se limita a dar limosna en estos días para calmar muestras “culpas sociales”; el compromiso es crear las condiciones más favorables para que los actuales “peregrinos en Belén” encuentren techo, comida y seguridad.

 

La pregunta de base es, ¿cómo nos preparamos espiritualmente para estas fechas?

– En primer lugar, requerimos tiempo y silencio en medio de nuestras obligaciones para sentir y vivir la experiencia de un nuevo nacimiento de Jesús en el corazón y en nuestra sociedad. Se necesita tiempo para vivir esta preparación en familia, y dar a los nuestros los hermosos regalos del diálogo, del perdón y del cariño sincero.

-Practicar la solidaridad, y el compartir con los más necesitados, con el fin de ir construyendo con ellos una sociedad más justa. En el caso de optar por las compras sería conveniente apoyar los emprendimientos de la industria nacional y las artesanías.

-Oración que no debe limitarse a una novena. Promover un encuentro personal y comunitario con la experiencia de recibir en nosotros como pesebres vivos a un Jesús que optó por encarnarse en la humildad y la sencillez. Ser una hermosa estrella que ilumine las noches oscuras, señalando nuevos caminos de transformación y felicidad.

-Es primordial discernir desde una fe madura, el sentido profundo del núcleo de la Natividad más allá de todo aquello que la propaganda o la costumbre nos imponga. El fundamento es el Amor y el desafío, es testimoniar a un Dios que nace en nuestro ser para dar esperanza y vida auténtica.

 

Queridas lectoras de Revista Level, con un abrazo lleno de ternura, deseo para ustedes y sus familias una Navidad llena de inmenso gozo, paz espiritual y amor en abundancia. Gracias por inspirar estos escritos desde el corazón.

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