“El Cuento De La Criada”: ¿De La Ficción A La Realidad?

June 9, 2019
Columna
por:
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Foto: Sandra Seitamaa

Parecía un cuento… ¿Cómo llamarlo?: ¿El cuento de las criadas?; ¿El cuento de las migradas?...

Pero no

El 10 de marzo pasado y en plena campaña electoral, el líder del Partido Popular de España Pablo Casado, lanzó una propuesta que llevaría adelante su partido alineada, según sus dichos, con la “Ley de apoyo a la maternidad”. La misma consistía en prohibir la expulsión de mujeres embarazadas inmigrantes que estuvieran en situación irregular en España hasta que tengan a sus hijos/as, momento a partir del cual serían devueltas a sus países de origen, dando en adopción a esos niños/as. Es decir, a cambio de “recibir una excelente cobertura de salud durante el transcurso del embarazo” las mujeres podían quedarse en España y no ser expulsadas, a condición de que una vez que nazcan sus hijos/as se los den al Estado Español. La cobertura sobre este tema en medios españoles ha sido amplia, se pueden ver algunas (aquí) y (aquí).


Es muy difícil no hacer una relación inmediata de esta propuesta lanzada por este candidato con la obra de Margaret Atwood “The handmaid’s tale” de 1985, o la serie homónima lanzada por HBO, en castellano “El cuento de la criada”. La misma (y sin ánimos de spoilear) trata el cruel sometimiento que reciben mujeres “criadas” en una sociedad conservadora que las obliga a procrear para sus amos en situaciones de total esclavitud, donde no son dueñas de sus cuerpos, de su libertad ni de sus pensamientos. Viven para lo único que la sociedad conservadora espera de ellas: procrear. Pero hay algo aún más perverso y que se relaciona con la propuesta del PP: las obligan a dar esos niños/as a las mujeres de clase alta que son esposas de los varones más poderosos y que no pueden tener hijos/as propios/as. Es decir, las obligan a desprenderse de lo único que tienen: hijos e hijas productos de violaciones. Todo ello a cambio de vivir en mansiones lujosas y debiendo agradecer no haber terminado en un lugar peor.


Este cuento que por momentos no lo es tanto, se abre camino en la compleja (y real) situación del mundo actual. Por un lado, una América Latina en crisis, donde gran cantidad de población ve como única alternativa probar suerte en otros países con posibilidades de futuro. Si bien la enormidad y heterogeneidad de este territorio hace que no todos los países tengan la misma realidad (no es lo mismo la situación de las mujeres en México, que la situación de transición que se encuentra viviendo Colombia, que la compleja situación política venezolana, ni la crisis económica de Argentina, por nombrar sólo algunos). Más allá de eso, lo que se percibe es que hay masas de personas que se mueven a otros territorios en búsqueda de mejores condiciones de vida. Y en tiempos de crisis, las mujeres son aún más vulnerables. Por otro lado, la situación demográfica en España es crítica. Según las últimas estadísticas publicadas (al año 2017) por el Instituto Nacional de Estadística, organismo rector en la temática en España, la cantidad de nacimientos a nivel nacional fue de 393.181 personas. Mientras que el total de defunciones, de 424.523 personas (la fuente se puede consultar aquí). Está claro que España se encuentra en un invierno demográfico, donde la población de mayor edad supera ampliamente a las más jóvenes y eso se traduce en la falta de nacimientos. Más allá de las prácticamente nulas políticas orientadas al estímulo de maternidad/paternidad (tanto en proyectos de vida, como en incentivos desde lo laboral, etc.).


Juntar ambas cuestiones es un combo letal para la situación de muchas mujeres migrantes. Mujeres que llegan con esperanza de encontrar empleos que les permitan a ellas y sus familias apostar por mejores condiciones de vida. Que eso sea un comodín para que otros grupos poblacionales saquen ventaja, parece de una crueldad inusitada para este momento del desarrollo de los derechos humanos. Es un límite que no podemos permitir.


Luego de emitida la propuesta, y a partir de las críticas recibidas, el líder del PP se retractó diciendo que se había tratado de una fake news (se puede consultar aquí). En épocas de posverdad, debemos cuestionar incluso este tipo de fundamentos: el problema es que el problema ya se instaló. Ya hay personas que lo piensan como una posibilidad. Que se olvidan que ya se encuentra regulada en España la prohibición de expulsión de mujeres inmigrantes embarazadas cuando suponga un riesgo para su salud o su gestación (artículo 57, inciso 6 de la Ley Orgánica 4/2000 de Extranjería -ver aquí-). Es decir, se ha instalado un tema a la opinión pública con el único objetivo de que mujeres en situaciones desesperantes (tanto las migrantes como las que desean tener hijos/as y no pueden) se conviertan en rivales, donde el único beneficiado es un sistema patriarcal perverso que las vive confrontando. Igual que en ¿la ficción?


Conocer el trasfondo de ciertas medidas hará que sea más difícil para un sistema tan cruel seguir usando nuestros cuerpos a su servicio.


Llevemos como lema de lucha la frase en latín que nos dejó nuestra autora: “Nolite te bastardes carborundorum”: “No dejes que los bastardos te pulvericen”

“El Cuento De La Criada”: ¿De La Ficción A La Realidad?

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April 8, 2019

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Foto: Sandra Seitamaa

Parecía un cuento… ¿Cómo llamarlo?: ¿El cuento de las criadas?; ¿El cuento de las migradas?...

Pero no

El 10 de marzo pasado y en plena campaña electoral, el líder del Partido Popular de España Pablo Casado, lanzó una propuesta que llevaría adelante su partido alineada, según sus dichos, con la “Ley de apoyo a la maternidad”. La misma consistía en prohibir la expulsión de mujeres embarazadas inmigrantes que estuvieran en situación irregular en España hasta que tengan a sus hijos/as, momento a partir del cual serían devueltas a sus países de origen, dando en adopción a esos niños/as. Es decir, a cambio de “recibir una excelente cobertura de salud durante el transcurso del embarazo” las mujeres podían quedarse en España y no ser expulsadas, a condición de que una vez que nazcan sus hijos/as se los den al Estado Español. La cobertura sobre este tema en medios españoles ha sido amplia, se pueden ver algunas (aquí) y (aquí).


Es muy difícil no hacer una relación inmediata de esta propuesta lanzada por este candidato con la obra de Margaret Atwood “The handmaid’s tale” de 1985, o la serie homónima lanzada por HBO, en castellano “El cuento de la criada”. La misma (y sin ánimos de spoilear) trata el cruel sometimiento que reciben mujeres “criadas” en una sociedad conservadora que las obliga a procrear para sus amos en situaciones de total esclavitud, donde no son dueñas de sus cuerpos, de su libertad ni de sus pensamientos. Viven para lo único que la sociedad conservadora espera de ellas: procrear. Pero hay algo aún más perverso y que se relaciona con la propuesta del PP: las obligan a dar esos niños/as a las mujeres de clase alta que son esposas de los varones más poderosos y que no pueden tener hijos/as propios/as. Es decir, las obligan a desprenderse de lo único que tienen: hijos e hijas productos de violaciones. Todo ello a cambio de vivir en mansiones lujosas y debiendo agradecer no haber terminado en un lugar peor.


Este cuento que por momentos no lo es tanto, se abre camino en la compleja (y real) situación del mundo actual. Por un lado, una América Latina en crisis, donde gran cantidad de población ve como única alternativa probar suerte en otros países con posibilidades de futuro. Si bien la enormidad y heterogeneidad de este territorio hace que no todos los países tengan la misma realidad (no es lo mismo la situación de las mujeres en México, que la situación de transición que se encuentra viviendo Colombia, que la compleja situación política venezolana, ni la crisis económica de Argentina, por nombrar sólo algunos). Más allá de eso, lo que se percibe es que hay masas de personas que se mueven a otros territorios en búsqueda de mejores condiciones de vida. Y en tiempos de crisis, las mujeres son aún más vulnerables. Por otro lado, la situación demográfica en España es crítica. Según las últimas estadísticas publicadas (al año 2017) por el Instituto Nacional de Estadística, organismo rector en la temática en España, la cantidad de nacimientos a nivel nacional fue de 393.181 personas. Mientras que el total de defunciones, de 424.523 personas (la fuente se puede consultar aquí). Está claro que España se encuentra en un invierno demográfico, donde la población de mayor edad supera ampliamente a las más jóvenes y eso se traduce en la falta de nacimientos. Más allá de las prácticamente nulas políticas orientadas al estímulo de maternidad/paternidad (tanto en proyectos de vida, como en incentivos desde lo laboral, etc.).


Juntar ambas cuestiones es un combo letal para la situación de muchas mujeres migrantes. Mujeres que llegan con esperanza de encontrar empleos que les permitan a ellas y sus familias apostar por mejores condiciones de vida. Que eso sea un comodín para que otros grupos poblacionales saquen ventaja, parece de una crueldad inusitada para este momento del desarrollo de los derechos humanos. Es un límite que no podemos permitir.


Luego de emitida la propuesta, y a partir de las críticas recibidas, el líder del PP se retractó diciendo que se había tratado de una fake news (se puede consultar aquí). En épocas de posverdad, debemos cuestionar incluso este tipo de fundamentos: el problema es que el problema ya se instaló. Ya hay personas que lo piensan como una posibilidad. Que se olvidan que ya se encuentra regulada en España la prohibición de expulsión de mujeres inmigrantes embarazadas cuando suponga un riesgo para su salud o su gestación (artículo 57, inciso 6 de la Ley Orgánica 4/2000 de Extranjería -ver aquí-). Es decir, se ha instalado un tema a la opinión pública con el único objetivo de que mujeres en situaciones desesperantes (tanto las migrantes como las que desean tener hijos/as y no pueden) se conviertan en rivales, donde el único beneficiado es un sistema patriarcal perverso que las vive confrontando. Igual que en ¿la ficción?


Conocer el trasfondo de ciertas medidas hará que sea más difícil para un sistema tan cruel seguir usando nuestros cuerpos a su servicio.


Llevemos como lema de lucha la frase en latín que nos dejó nuestra autora: “Nolite te bastardes carborundorum”: “No dejes que los bastardos te pulvericen”

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