El Manual de los Eufemismos: Solo Apto para Cobardes

September 15, 2020
Columna
por:
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Masacres colombia violencia mueres revista level
Foto: Federico Tasin
“Eufemistas dictatoriales
 La guerra es guerra
Eufemistas patriarcales
La violencia es violencia
Eufemistas corruptIbles 
La corrupción es corrupción
Y los eufemismos son actos
 de cobardía en acción”


PARTE I:  EUFEMISTAS DICTATORIALES

Los eufemismos son una táctica de los malos gobernantes para encubrir sus crímenes y  sabotear a las víctimas. Pensemos en Hitler, fue el principal dictador del eufemismo, llamó a los campos de concentración y exterminio como “campos de trabajo” para disfrazar la realidad del genocidio. Así, sus seguidores también utilizaban los eufemismos siguiendo a su malévolo líder, lo que ellos denominaban “cuarto de baño” era la cámara de gas, otros términos como “salida o evacuación de judíos” era realmente su asesinato y “la solución final” hacia referencia al Holocausto.

Los eufemismos nos han acompañado desde siempre y sólo quien es cobarde no los desmiente, las ejecuciones extrajudiciales no son “falsos positivos”, las masacres no son “asesinatos colectivos”, los asesinatos de líderes y lideresas sociales no son “líos personales o de faldas” son hechos sistemáticos, el bombardeo de niños inocentes es un crimen de Estado no es “un daño colateral” el estudiante de derecho Javier Ordoñez fue asesinado por policías  NO “murió con un arma no letal”. ¡Hay que llamar las cosas por su nombre!

En los eufemismos habita la cobardía ¿Qué diferencia hay entre los seguidores de Hitler y quienes encubren crímenes con el lenguaje? Sólo quien sabe del poder político del eufemismo lo usa para esconder y disfrazar cobardemente realidades. Los eufemismos, son sólo aptos para los y las cobardes que pretenden manipular el lenguaje con el fin de restarle fuerza a una realidad. Eufemismos como “son solo unas cuantas manzanas podridas” encubren un problema estructural de instituciones que deben ser transformadas y que se hicieron para proteger la vida no para acabar con ella. ¡No más impunidad! ¡No más violencia!


PARTE II: EUFEMISTAS PATRIARCALES

Así como eufemistas dictatoriales han hecho mucho daño a las víctimas, eufemistas patriarcales han intentado invisibilizar la violencia de género. La cobardía del patriarcado exacerba la violencia y la discriminación. No llamar a las cosas por su nombre causa gran daño a quien padece de este tipo de violencias. El sistema patriarcal tiende a naturalizar la violencia contra las mujeres.

Por ejemplo, llamar a un feminicidio “crimen pasional”, al acoso sexual “conducta inapropiada” a la trata de personas “prácticas culturales” a la violencia intrafamiliar “problemas de pareja” a las fobias sociales “libertad de conciencia” No tiene otro propósito que restarle fuerza a la violencia, minimizar sus impactos y favorecer la impunidad.

En eufemismos como estos, se excusó la Secretaría de Gobierno para culpabilizar a Rosa Elvira Cely por su feminicidio.  En respuesta a una demanda argumentaron que el hecho sucedió por ser “culpa exclusiva de la víctima” llegando a insinuar que ella era la causante de su propio mal, todo con el fin de negar cualquier responsabilidad.  Este grado de revictimización es inaceptable, y más cuando proviene de instituciones del Estado. ¡No más violencia y discriminación!

PARTE III:  EUFEMISTAS CORRUPTIBLES

La mermelada, el carrusel, la coima, la mordida, hacen parte del vocabulario de los eufemistas corruptos, incluso hay quienes se ufanan de hacer parte del cartel de la corrupción en lo que se conoce eufemísticamente como “la rosca”, pero resulta que “la mermelada” es una conserva dulce, “el carrusel” un juego de niños, “la coima” un pago para el garitero en las mesas de juego, y “una mordida” se asocia con el placer del alimento.

La corrupción no es dulce, no es un juego de niños, no es un pago por un trabajo y tampoco es sinónimo de saciedad. La corrupción es corrupción y es un delito. Al no llamarla por su nombre solo se pretende disfrazar su gravedad. Incluso tratando de endulzar o infantilizar este término se intenta buscar impunidad. Y así, llegan al poder las personas más corruptas, ellas, justifican sus crímenes con eufemismos y lejos del castigo siguen ascendiendo para protegerse entre sí.

¿Cuánta cobardía hay en los eufemistas corruptos? Ellos y ellas, desfalcan los bienes públicos, se prestan para el soborno, el cohecho, el abuso de poder y de confianza, solo para enriquecerse a costa de los bienes de todos y todas. Incluso, se aprovechan de la calamidad humana, se roban las ayudas humanitarias y los subsidios para las clases menos favorecidas. Y peor aún, acaban hasta con la naturaleza para seguir con su negocio de corrupción como en Hidroituango, el Páramo de Santurbán y otra decena de casos.

Todos estos actos son corrupción y merecen una sanción, no sigamos endulzando este fenómeno con términos que sólo buscan naturalizar la corruptibilidad de algunos funcionarios y funcionarias públicas que no tienen escrúpulos, ni sentido de justicia. Ellos y ellas, son criminales. ¿Acaso no es un acto criminal robarse los recursos del fondo para la paz? ¡No más corrupción!

#¡No más eufemismos! ¡No más innombrables! ¡Hay que llamar las cosas por su nombre! ¡La violencia es violencia! ¡La corrupción es corrupción! ¡las masacres son masacres! ¡Un asesinato es un asesinato! ¡Un feminicidio es un feminicidio!

El Manual de los Eufemismos: Solo Apto para Cobardes

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“Eufemistas dictatoriales
 La guerra es guerra
Eufemistas patriarcales
La violencia es violencia
Eufemistas corruptIbles 
La corrupción es corrupción
Y los eufemismos son actos
 de cobardía en acción”


PARTE I:  EUFEMISTAS DICTATORIALES

Los eufemismos son una táctica de los malos gobernantes para encubrir sus crímenes y  sabotear a las víctimas. Pensemos en Hitler, fue el principal dictador del eufemismo, llamó a los campos de concentración y exterminio como “campos de trabajo” para disfrazar la realidad del genocidio. Así, sus seguidores también utilizaban los eufemismos siguiendo a su malévolo líder, lo que ellos denominaban “cuarto de baño” era la cámara de gas, otros términos como “salida o evacuación de judíos” era realmente su asesinato y “la solución final” hacia referencia al Holocausto.

Los eufemismos nos han acompañado desde siempre y sólo quien es cobarde no los desmiente, las ejecuciones extrajudiciales no son “falsos positivos”, las masacres no son “asesinatos colectivos”, los asesinatos de líderes y lideresas sociales no son “líos personales o de faldas” son hechos sistemáticos, el bombardeo de niños inocentes es un crimen de Estado no es “un daño colateral” el estudiante de derecho Javier Ordoñez fue asesinado por policías  NO “murió con un arma no letal”. ¡Hay que llamar las cosas por su nombre!

En los eufemismos habita la cobardía ¿Qué diferencia hay entre los seguidores de Hitler y quienes encubren crímenes con el lenguaje? Sólo quien sabe del poder político del eufemismo lo usa para esconder y disfrazar cobardemente realidades. Los eufemismos, son sólo aptos para los y las cobardes que pretenden manipular el lenguaje con el fin de restarle fuerza a una realidad. Eufemismos como “son solo unas cuantas manzanas podridas” encubren un problema estructural de instituciones que deben ser transformadas y que se hicieron para proteger la vida no para acabar con ella. ¡No más impunidad! ¡No más violencia!


PARTE II: EUFEMISTAS PATRIARCALES

Así como eufemistas dictatoriales han hecho mucho daño a las víctimas, eufemistas patriarcales han intentado invisibilizar la violencia de género. La cobardía del patriarcado exacerba la violencia y la discriminación. No llamar a las cosas por su nombre causa gran daño a quien padece de este tipo de violencias. El sistema patriarcal tiende a naturalizar la violencia contra las mujeres.

Por ejemplo, llamar a un feminicidio “crimen pasional”, al acoso sexual “conducta inapropiada” a la trata de personas “prácticas culturales” a la violencia intrafamiliar “problemas de pareja” a las fobias sociales “libertad de conciencia” No tiene otro propósito que restarle fuerza a la violencia, minimizar sus impactos y favorecer la impunidad.

En eufemismos como estos, se excusó la Secretaría de Gobierno para culpabilizar a Rosa Elvira Cely por su feminicidio.  En respuesta a una demanda argumentaron que el hecho sucedió por ser “culpa exclusiva de la víctima” llegando a insinuar que ella era la causante de su propio mal, todo con el fin de negar cualquier responsabilidad.  Este grado de revictimización es inaceptable, y más cuando proviene de instituciones del Estado. ¡No más violencia y discriminación!

PARTE III:  EUFEMISTAS CORRUPTIBLES

La mermelada, el carrusel, la coima, la mordida, hacen parte del vocabulario de los eufemistas corruptos, incluso hay quienes se ufanan de hacer parte del cartel de la corrupción en lo que se conoce eufemísticamente como “la rosca”, pero resulta que “la mermelada” es una conserva dulce, “el carrusel” un juego de niños, “la coima” un pago para el garitero en las mesas de juego, y “una mordida” se asocia con el placer del alimento.

La corrupción no es dulce, no es un juego de niños, no es un pago por un trabajo y tampoco es sinónimo de saciedad. La corrupción es corrupción y es un delito. Al no llamarla por su nombre solo se pretende disfrazar su gravedad. Incluso tratando de endulzar o infantilizar este término se intenta buscar impunidad. Y así, llegan al poder las personas más corruptas, ellas, justifican sus crímenes con eufemismos y lejos del castigo siguen ascendiendo para protegerse entre sí.

¿Cuánta cobardía hay en los eufemistas corruptos? Ellos y ellas, desfalcan los bienes públicos, se prestan para el soborno, el cohecho, el abuso de poder y de confianza, solo para enriquecerse a costa de los bienes de todos y todas. Incluso, se aprovechan de la calamidad humana, se roban las ayudas humanitarias y los subsidios para las clases menos favorecidas. Y peor aún, acaban hasta con la naturaleza para seguir con su negocio de corrupción como en Hidroituango, el Páramo de Santurbán y otra decena de casos.

Todos estos actos son corrupción y merecen una sanción, no sigamos endulzando este fenómeno con términos que sólo buscan naturalizar la corruptibilidad de algunos funcionarios y funcionarias públicas que no tienen escrúpulos, ni sentido de justicia. Ellos y ellas, son criminales. ¿Acaso no es un acto criminal robarse los recursos del fondo para la paz? ¡No más corrupción!

#¡No más eufemismos! ¡No más innombrables! ¡Hay que llamar las cosas por su nombre! ¡La violencia es violencia! ¡La corrupción es corrupción! ¡las masacres son masacres! ¡Un asesinato es un asesinato! ¡Un feminicidio es un feminicidio!

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