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epitafios
Foto de : Jed Villejo

“Y si dejamos de…
Socavar tumbas
Enterrar sueños
Sepultar ideologías
Matar amores
Castrar libertades
Y si dejamos de…
Asesinar dignidades
Inhumar verdades
Cremar inocentes
Y si dejamos descansar 
En Paz a la Guerra”
(Mi epitafio)


Y SI DEJAMOS DE...


Epitafio es una palabra que proviene del latín “epitaphium” es un epigrama que significa “al pie de la tumba” una forma de grabar en piedra un mensaje de despedida para que sea visible e inolvidable, por ejemplo, el epitafio de Nostradamus decía: “No envidiéis la paz de los muertos” (1503-1566) hay epigrafías funerarias que nos recuerdan a las víctimas de la violencia. Y si dejamos de poner estos epitafios que duelen y en cambio enterramos a la guerra, la opresión y  los odios… 


 “Y SI DEJAMOS DE ENTERRAR CADÁVERES DE LA GUERRA Y ENTERRAMOS A LA MISMA GUERRA” EPITAFIO: “NO SÉ SI VOLVERÁ” 


Mambrú regresó de la guerra, pero antes de llegar a casa y pisar su tierra, dejó sus armas y tiró sus botas en la frontera violenta que ya no quiere volver a cruzar. En sus recuerdos quedó un camposanto de personas inocentes, líderes, lideresas, ambientalistas y excombatientes. Y en sus ojos se entrelaza la tristeza de alguien que no soporta un cadáver más. Él, se paró sobre terreno sagrado, cogió una pala, excavó profundamente, sepultó a la guerra y le puso un epitafio “No sé si volverá”.

Como Mambrú, muchos y muchas queremos despedir a la guerra y que la paz descanse de ella. Llegará el tiempo en que su tumba será muy visitada, pero no para ser honrada, sino para asegurarse de que está bien enterrada y ya no volverá. Cuando eso pase las madres dejarán de despedir a más Mambrús y las personas inocentes dejarán de visitar tumbas saturadas de nuevos cuerpos que han sufrido todo tipo de violencias, entonces, existirá la herencia de una paz posible y ya no existirá otro Mambrú para la guerra.


 “Y SI DEJAMOS DE SEPULTAR SUEÑOS Y SEPULTAMOS LA OPRESIÓN” EPITAFIO: “AQUÍ YACE LA OPRESIÓN OPRIMIDA”


Sepultar a los opresores no es suficiente para acabar con la opresión, por ello, hay que sepultar a la opresión misma. Hitler, Mussolini, Stalin, Zedong, Leopoldo II, y otros tantos monstruos, se ríen en sus tumbas porque aún desde allí su imperio de opresión subsiste. Continuamos en un mundo cruzado por la arrogancia criminal de dirigentes desalmados que se esconden incluso tras regímenes democráticos, a veces pareciera como si los dictadores del pasado se levantaran de sus tumbas para seguir haciendo daño en las aterradoras formas de los dictadores modernos.


Ellos, que tantas vidas robaron y tantos sueños sepultaron, no merecen ser inmortalizados, es hora de socavar un sepulcro para oprimir a la opresión, y que allí queden enterradas las cadenas que nos aprisionan, los prejuicios, el ensimismamiento, la indiferencia, la apariencia, la intolerancia, la ignorancia, la insensibilidad y la frialdad de este mundo a veces tan superficial.


Dejemos de sepultar los sueños, este mundo ya es suficientemente alienado, aprendamos a desaprender lo que nos oprime, abandonemos al opresor y no sigamos sus designios. Es tiempo de ser libres y dejar en libertad a la tierra ocupada por actores armados y trasnacionales, a los animales que sufren la inmoralidad humana de la devastación, a los esclavos y esclavas modernas. Es hora de enterrar a la opresión y poner en su epitafio: “aquí yace la opresión oprimida”


 “Y SI DEJAMOS DE ODIAR Y DEJAMOS EL ODIO EN EL MÁS PROFUNDO HUECO” EPITAFIO: “ME CANSE DE ODIAR NO MOLESTAR”


En vez de matar y sepultar amores, enterremos en lo más profundo los odios, que de ellos sólo queden restos inocuos. El odio carcome y siembra violencia y discriminación. Su misión es castrar al amor, quien lleva odio en su interior sólo está destinado o destinada a no amar ni ser amado o amada. El lenguaje del odio son las diatribas, su razón de ser la violencia, su impulso vital la decadencia.

Los discursos, símbolos y crímenes de odio son un lastre social que deben quedar bien sellados en un ataúd. Este entierro es el más  esperado por las víctimas de la discriminación, la xenofobia y el racismo. Que del odio no quede ni el recuerdo, enterremos su legado de segregación, ostracismo, exclusión y barbarie. Y que en su epitafio quede grabado: “Me canse de odiar, no molestar”



Quiero terminar esta columna con el epitafio de:

 Edgar Allan Poe

“Dijo el cuervo: Nunca más” 

 Nunca más la guerra, la opresión 

La discriminación y el odio. 

¡Nunca más la Violencia!.


Epitafios: Y Si Dejamos de…

Columna
por:
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November 15, 2020

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Foto de : Jed Villejo

“Y si dejamos de…
Socavar tumbas
Enterrar sueños
Sepultar ideologías
Matar amores
Castrar libertades
Y si dejamos de…
Asesinar dignidades
Inhumar verdades
Cremar inocentes
Y si dejamos descansar 
En Paz a la Guerra”
(Mi epitafio)


Y SI DEJAMOS DE...


Epitafio es una palabra que proviene del latín “epitaphium” es un epigrama que significa “al pie de la tumba” una forma de grabar en piedra un mensaje de despedida para que sea visible e inolvidable, por ejemplo, el epitafio de Nostradamus decía: “No envidiéis la paz de los muertos” (1503-1566) hay epigrafías funerarias que nos recuerdan a las víctimas de la violencia. Y si dejamos de poner estos epitafios que duelen y en cambio enterramos a la guerra, la opresión y  los odios… 


 “Y SI DEJAMOS DE ENTERRAR CADÁVERES DE LA GUERRA Y ENTERRAMOS A LA MISMA GUERRA” EPITAFIO: “NO SÉ SI VOLVERÁ” 


Mambrú regresó de la guerra, pero antes de llegar a casa y pisar su tierra, dejó sus armas y tiró sus botas en la frontera violenta que ya no quiere volver a cruzar. En sus recuerdos quedó un camposanto de personas inocentes, líderes, lideresas, ambientalistas y excombatientes. Y en sus ojos se entrelaza la tristeza de alguien que no soporta un cadáver más. Él, se paró sobre terreno sagrado, cogió una pala, excavó profundamente, sepultó a la guerra y le puso un epitafio “No sé si volverá”.

Como Mambrú, muchos y muchas queremos despedir a la guerra y que la paz descanse de ella. Llegará el tiempo en que su tumba será muy visitada, pero no para ser honrada, sino para asegurarse de que está bien enterrada y ya no volverá. Cuando eso pase las madres dejarán de despedir a más Mambrús y las personas inocentes dejarán de visitar tumbas saturadas de nuevos cuerpos que han sufrido todo tipo de violencias, entonces, existirá la herencia de una paz posible y ya no existirá otro Mambrú para la guerra.


 “Y SI DEJAMOS DE SEPULTAR SUEÑOS Y SEPULTAMOS LA OPRESIÓN” EPITAFIO: “AQUÍ YACE LA OPRESIÓN OPRIMIDA”


Sepultar a los opresores no es suficiente para acabar con la opresión, por ello, hay que sepultar a la opresión misma. Hitler, Mussolini, Stalin, Zedong, Leopoldo II, y otros tantos monstruos, se ríen en sus tumbas porque aún desde allí su imperio de opresión subsiste. Continuamos en un mundo cruzado por la arrogancia criminal de dirigentes desalmados que se esconden incluso tras regímenes democráticos, a veces pareciera como si los dictadores del pasado se levantaran de sus tumbas para seguir haciendo daño en las aterradoras formas de los dictadores modernos.


Ellos, que tantas vidas robaron y tantos sueños sepultaron, no merecen ser inmortalizados, es hora de socavar un sepulcro para oprimir a la opresión, y que allí queden enterradas las cadenas que nos aprisionan, los prejuicios, el ensimismamiento, la indiferencia, la apariencia, la intolerancia, la ignorancia, la insensibilidad y la frialdad de este mundo a veces tan superficial.


Dejemos de sepultar los sueños, este mundo ya es suficientemente alienado, aprendamos a desaprender lo que nos oprime, abandonemos al opresor y no sigamos sus designios. Es tiempo de ser libres y dejar en libertad a la tierra ocupada por actores armados y trasnacionales, a los animales que sufren la inmoralidad humana de la devastación, a los esclavos y esclavas modernas. Es hora de enterrar a la opresión y poner en su epitafio: “aquí yace la opresión oprimida”


 “Y SI DEJAMOS DE ODIAR Y DEJAMOS EL ODIO EN EL MÁS PROFUNDO HUECO” EPITAFIO: “ME CANSE DE ODIAR NO MOLESTAR”


En vez de matar y sepultar amores, enterremos en lo más profundo los odios, que de ellos sólo queden restos inocuos. El odio carcome y siembra violencia y discriminación. Su misión es castrar al amor, quien lleva odio en su interior sólo está destinado o destinada a no amar ni ser amado o amada. El lenguaje del odio son las diatribas, su razón de ser la violencia, su impulso vital la decadencia.

Los discursos, símbolos y crímenes de odio son un lastre social que deben quedar bien sellados en un ataúd. Este entierro es el más  esperado por las víctimas de la discriminación, la xenofobia y el racismo. Que del odio no quede ni el recuerdo, enterremos su legado de segregación, ostracismo, exclusión y barbarie. Y que en su epitafio quede grabado: “Me canse de odiar, no molestar”



Quiero terminar esta columna con el epitafio de:

 Edgar Allan Poe

“Dijo el cuervo: Nunca más” 

 Nunca más la guerra, la opresión 

La discriminación y el odio. 

¡Nunca más la Violencia!.


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