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Emiliano Vittoriosi

La violencia contra las mujeres son noticia diaria en los periódicos y noticieros del país, son muchas las historias que corren alrededor de los asesinatos, varias investigaciones pero sobre todo bastante impunidad, se intenta justificar cada una de estas acciones negando la responsabilidad que tienen los hombres frente a estos sucesos; en la mayoría de ocasiones el feminicidio es causado por las parejas sentimentales que se consideran los dueños de las mujeres y que no las permiten actuar libremente pues afirman que deben tener su aprobación para hacer las cosas correctamente.

Pensar en la apropiación del cuerpo femenino por parte de los hombres lo relaciono directamente con el actuar en la edad media, aproximadamente del siglo XV al XVII, época en la cual la iglesia católica se apropia de todo tipo de pensamiento y actúa bajo la justificación de la religión y la creencia en un solo dios. No es raro leer algunas historias justificando la inquisición y quema de brujas, la persecución a las mujeres y la negación de cualquier tipo de conocimiento para ellas. Como lo mencionan en la serie “siempre bruja” durante el siglo XVII antes de la quema a una mujer, afirman: “tememos a las mujeres porque tientan, seducen, piensan. Tememos a las mujeres que no obedecen, aquellas que se sublevan, a las que cuestionan (…) a las que usan plantas y hierbas para hechizar a personas y enfermar a sus amos (…) a las que seducen con sus encantos a los inocentes”.

Y es que no está de más pensar en la imagen que se tiene según la iglesia católica de las mujeres, aquellas que deben seguir el modelo de la virgen maría, la cual debe ser madre y esposa además de ser subordinada a los hombres, este modelo sigue siendo exigido en la actualidad aunque ya no se castiga quemándonos en una hoguera, son muchas las formas que ahora se manejan para cumplir su cometido, la violación y asesinato de las mujeres es un reflejo de esto. Y si por no obedecer y seguir un modelo que no nos permite actuar libremente, nos señalan y critican, me sentiré orgullosa de que me llamen bruja, porque, así como lo afirma Myriam Wigutov “la palabra bruja deviene de una bella y antiquísima palabra egipcia “baq”, significa poder femenino, mujer de poder, mujer que conoce su poder y lo usa, mujer que conoce las palabras mágicas o de poder. O sea que bruja significa “mujer empoderada””

Que nos sigan temiendo por tentar a las demás mujeres a salir del modelo que se nos ha enseñado debemos seguir, por inducirlas a mostrar sus pensamientos y no actuar bajo la aprobación de nadie aunque esto afecte el poder masculino que por muchos años ha regido nuestra sociedad; que nos teman por pensar y demostrar lo que pensamos con nuestros escritos y cantos, con nuestras manifestaciones y nuestro diario vivir; que nos teman por no obedecer, por cuestionar, porque por esto hemos conocido, aprendido y deconstruido, por ejemplo, lo que es el amor, porque sabemos que no tenemos que obedecer a la “media naranja”, porque descubrimos que el amor propio es el más importante sin depender de una persona que dice amarnos aunque nos haga daño, porque descubrimos que el amor romántico no es tan ideal como parece ya que enseña que el amor debe ser doloroso y puede afectarnos, que necesitamos, como mujeres, de un hombre que nos rescate y proteja, que nos complete.

El amor debe reconstruirse de una manera sana para las parejas, el cuidado, el crecimiento personal, el respeto, la admiración, el placer deben ser el centro de esto, que como lo menciona Bell Hooks “el amar debe ser una acción y no un sentimiento”; que nos teman por recordar a nuestras ancestras y recordar el poder de la naturaleza, el reconocer lo valiosas que son las plantas y las hierbas para la protección y sanación de nuestros cuerpos, porque con ellas no hechizaban y enfermaban a sus amos, protegían y curaban a los suyos; que nos teman por seducir pero no a los inocentes, porque estos no existen como lo querían hacer ver, hombres que sin intención eran “hechizados” cuando se enamoraban de quien no debían y finalmente la culpable era la mujer, que nos teman por seducir mentes, por abrir caminos, por demostrar que las mujeres luchamos por el poder que tenemos sobre nuestros cuerpos, por la libertad de expresión, porque tenemos derecho a vivir sin miedo.

No es más que cobardía y ganas de sentirse poderoso, aquel que maltrata y asesina, porque nada justifica la persecución y el acoso, porque somos seres libres y no necesitamos obedecer a nadie para poder actuar, que el amor no sea la justificación para la quema en la hoguera, porque hoy nos hacen falta muchas mujeres que injustamente les arrebataron la vida, por sus enseñanzas y aprendizajes, que nos llamen brujas y nos sigan temiendo por nuestro despertar, por nuestra unión y el amor que nos tenemos, que nos teman por ser mujeres empoderadas.


Bibliografía

Monasor, Shaila. (2016, 1 de enero). Deconstruyendo el amor romántico. Proyecto Kahlo

Política Chile. (2018, 15 de enero). La iglesia católica y su persecución a las mujeres. Diario la izquierda: Chile

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Emiliano Vittoriosi

La violencia contra las mujeres son noticia diaria en los periódicos y noticieros del país, son muchas las historias que corren alrededor de los asesinatos, varias investigaciones pero sobre todo bastante impunidad, se intenta justificar cada una de estas acciones negando la responsabilidad que tienen los hombres frente a estos sucesos; en la mayoría de ocasiones el feminicidio es causado por las parejas sentimentales que se consideran los dueños de las mujeres y que no las permiten actuar libremente pues afirman que deben tener su aprobación para hacer las cosas correctamente.

Pensar en la apropiación del cuerpo femenino por parte de los hombres lo relaciono directamente con el actuar en la edad media, aproximadamente del siglo XV al XVII, época en la cual la iglesia católica se apropia de todo tipo de pensamiento y actúa bajo la justificación de la religión y la creencia en un solo dios. No es raro leer algunas historias justificando la inquisición y quema de brujas, la persecución a las mujeres y la negación de cualquier tipo de conocimiento para ellas. Como lo mencionan en la serie “siempre bruja” durante el siglo XVII antes de la quema a una mujer, afirman: “tememos a las mujeres porque tientan, seducen, piensan. Tememos a las mujeres que no obedecen, aquellas que se sublevan, a las que cuestionan (…) a las que usan plantas y hierbas para hechizar a personas y enfermar a sus amos (…) a las que seducen con sus encantos a los inocentes”.

Y es que no está de más pensar en la imagen que se tiene según la iglesia católica de las mujeres, aquellas que deben seguir el modelo de la virgen maría, la cual debe ser madre y esposa además de ser subordinada a los hombres, este modelo sigue siendo exigido en la actualidad aunque ya no se castiga quemándonos en una hoguera, son muchas las formas que ahora se manejan para cumplir su cometido, la violación y asesinato de las mujeres es un reflejo de esto. Y si por no obedecer y seguir un modelo que no nos permite actuar libremente, nos señalan y critican, me sentiré orgullosa de que me llamen bruja, porque, así como lo afirma Myriam Wigutov “la palabra bruja deviene de una bella y antiquísima palabra egipcia “baq”, significa poder femenino, mujer de poder, mujer que conoce su poder y lo usa, mujer que conoce las palabras mágicas o de poder. O sea que bruja significa “mujer empoderada””

Que nos sigan temiendo por tentar a las demás mujeres a salir del modelo que se nos ha enseñado debemos seguir, por inducirlas a mostrar sus pensamientos y no actuar bajo la aprobación de nadie aunque esto afecte el poder masculino que por muchos años ha regido nuestra sociedad; que nos teman por pensar y demostrar lo que pensamos con nuestros escritos y cantos, con nuestras manifestaciones y nuestro diario vivir; que nos teman por no obedecer, por cuestionar, porque por esto hemos conocido, aprendido y deconstruido, por ejemplo, lo que es el amor, porque sabemos que no tenemos que obedecer a la “media naranja”, porque descubrimos que el amor propio es el más importante sin depender de una persona que dice amarnos aunque nos haga daño, porque descubrimos que el amor romántico no es tan ideal como parece ya que enseña que el amor debe ser doloroso y puede afectarnos, que necesitamos, como mujeres, de un hombre que nos rescate y proteja, que nos complete.

El amor debe reconstruirse de una manera sana para las parejas, el cuidado, el crecimiento personal, el respeto, la admiración, el placer deben ser el centro de esto, que como lo menciona Bell Hooks “el amar debe ser una acción y no un sentimiento”; que nos teman por recordar a nuestras ancestras y recordar el poder de la naturaleza, el reconocer lo valiosas que son las plantas y las hierbas para la protección y sanación de nuestros cuerpos, porque con ellas no hechizaban y enfermaban a sus amos, protegían y curaban a los suyos; que nos teman por seducir pero no a los inocentes, porque estos no existen como lo querían hacer ver, hombres que sin intención eran “hechizados” cuando se enamoraban de quien no debían y finalmente la culpable era la mujer, que nos teman por seducir mentes, por abrir caminos, por demostrar que las mujeres luchamos por el poder que tenemos sobre nuestros cuerpos, por la libertad de expresión, porque tenemos derecho a vivir sin miedo.

No es más que cobardía y ganas de sentirse poderoso, aquel que maltrata y asesina, porque nada justifica la persecución y el acoso, porque somos seres libres y no necesitamos obedecer a nadie para poder actuar, que el amor no sea la justificación para la quema en la hoguera, porque hoy nos hacen falta muchas mujeres que injustamente les arrebataron la vida, por sus enseñanzas y aprendizajes, que nos llamen brujas y nos sigan temiendo por nuestro despertar, por nuestra unión y el amor que nos tenemos, que nos teman por ser mujeres empoderadas.


Bibliografía

Monasor, Shaila. (2016, 1 de enero). Deconstruyendo el amor romántico. Proyecto Kahlo

Política Chile. (2018, 15 de enero). La iglesia católica y su persecución a las mujeres. Diario la izquierda: Chile

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