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Kafala Patrocinio Infernal Revista Level
Sergey Katyshkin
“En un mundo opresor  de falsos privilegios y libertades
¿Quién es tu cancerbero?¿Cuáles son tus grilletes sociales? 
¿Acaso nos creemos libres? sólo por aceptar nuestra prisión”


El patrocinio histórico de esclavitud perpetua no es un acuerdo del pasado, se vive también en el presente; parece un trato infernal que ha pervivido a través de los tiempos; desde la antigüedad hasta la modernidad la dominación permanece; esclavistas y personas esclavas; patricios y plebeyos; opresores y personas oprimidas; cancerberos y personas prisioneras; los de arriba y los de abajo; Kafeel (patrocinador) y Hurobb (empleado fugitivo).


Vivimos en una cárcel donde se restringen todo tipo de libertades, el mundo esta atravesado por barreras invisibles e ilusiones de falsos privilegios, realmente, todos y todas vivimos en micro celdas de esclavitud. La servidumbre no es un asunto del antiguo Egipto o la cultura mesopotámica, está entre nosotros y nosotras, se siente a través de diferentes grilletes conformados por cadenas clasistas, racistas, patriarcalistas, ostracistas, capitalistas y excluyentes.


Fiódor Dostoyevsky, decía que: “la mejor manera de evitar que una persona prisionera escape, es asegurarse de que nunca sepa que está en prisión”. Que bien lo han entendido los esclavistas modernos, quienes tendieron trampas de opresión sobre la humanidad; algunas personas viven esclavas de las banalidades; otras del tiempo; otras de las necesidades; otras de las apariencias; otras de los prejuicios y algunas más de la rutina de la vida y los arquetipos sociales.


En la modernidad existen cientos de formas de esclavitud, entre las más macabras están la trata de personas para la esclavitud doméstica, la explotación sexual, el tráfico de órganos, el trabajo forzado, la prostitución o el matrimonio servil. Todas ellas, son prácticas milenarias que siguen instaladas en la actualidad y patrocinadas de manera infernal por gobiernos e instituciones, incluso por convencionalismos sociales. Es el caso del sistema Kafala que en árabe significa “patrocinio”.


Sistema siniestro que nació en el Golfo Pérsico, Jordania y el Líbano, patrocinado por un cancerbero cruel que cosifica vidas con el fin de aprovecharse de las necesidades de la población migrante para atraparla en un dispositivo infame de esclavitud moderna a cambio de evitar la deportación. Así, con la promesa de mantener su residencia legal, estas personas sufren todo tipo de vejaciones y humillaciones.


Este sistema se expande y apresa entre sus redes a mujeres vulnerables que son esclavizadas para el trabajo doméstico, ellas, sufren no sólo explotación laboral, sino sexual. Este sistema, es un patrocinio infernal para que esclavistas modernos compren esclavas a su antojo; prisioneras, encerradas en casas de “familia” en las que son tratadas como “objetos” comprados en subastas y “desechados” cuando ya no les sirven.


Como Kafala, existen otros patrocinios infernales que trafican vidas y nos sumen en un estado de esclavitud constante. Somos una sociedad que vende la libertad como un espejismo que pronto se desvanece ante la realidad de violaciones a los Derechos Humanos y tráfico de humanidad. Tenemos cadenas en todas partes, parece que el mundo es una enorme prisión de cristal acostumbrado a la sumisión; las celdas son ocupadas por personas enfermas de alienación. Así funciona la esclavitud moderna, miles de personas marginadas, indiferentes, insensibles ante toda clase de grilletes.



“Sólo si rompes las cadenas de la indiferencia podrás ver con claridad tu propia prisión”


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“En un mundo opresor  de falsos privilegios y libertades
¿Quién es tu cancerbero?¿Cuáles son tus grilletes sociales? 
¿Acaso nos creemos libres? sólo por aceptar nuestra prisión”


El patrocinio histórico de esclavitud perpetua no es un acuerdo del pasado, se vive también en el presente; parece un trato infernal que ha pervivido a través de los tiempos; desde la antigüedad hasta la modernidad la dominación permanece; esclavistas y personas esclavas; patricios y plebeyos; opresores y personas oprimidas; cancerberos y personas prisioneras; los de arriba y los de abajo; Kafeel (patrocinador) y Hurobb (empleado fugitivo).


Vivimos en una cárcel donde se restringen todo tipo de libertades, el mundo esta atravesado por barreras invisibles e ilusiones de falsos privilegios, realmente, todos y todas vivimos en micro celdas de esclavitud. La servidumbre no es un asunto del antiguo Egipto o la cultura mesopotámica, está entre nosotros y nosotras, se siente a través de diferentes grilletes conformados por cadenas clasistas, racistas, patriarcalistas, ostracistas, capitalistas y excluyentes.


Fiódor Dostoyevsky, decía que: “la mejor manera de evitar que una persona prisionera escape, es asegurarse de que nunca sepa que está en prisión”. Que bien lo han entendido los esclavistas modernos, quienes tendieron trampas de opresión sobre la humanidad; algunas personas viven esclavas de las banalidades; otras del tiempo; otras de las necesidades; otras de las apariencias; otras de los prejuicios y algunas más de la rutina de la vida y los arquetipos sociales.


En la modernidad existen cientos de formas de esclavitud, entre las más macabras están la trata de personas para la esclavitud doméstica, la explotación sexual, el tráfico de órganos, el trabajo forzado, la prostitución o el matrimonio servil. Todas ellas, son prácticas milenarias que siguen instaladas en la actualidad y patrocinadas de manera infernal por gobiernos e instituciones, incluso por convencionalismos sociales. Es el caso del sistema Kafala que en árabe significa “patrocinio”.


Sistema siniestro que nació en el Golfo Pérsico, Jordania y el Líbano, patrocinado por un cancerbero cruel que cosifica vidas con el fin de aprovecharse de las necesidades de la población migrante para atraparla en un dispositivo infame de esclavitud moderna a cambio de evitar la deportación. Así, con la promesa de mantener su residencia legal, estas personas sufren todo tipo de vejaciones y humillaciones.


Este sistema se expande y apresa entre sus redes a mujeres vulnerables que son esclavizadas para el trabajo doméstico, ellas, sufren no sólo explotación laboral, sino sexual. Este sistema, es un patrocinio infernal para que esclavistas modernos compren esclavas a su antojo; prisioneras, encerradas en casas de “familia” en las que son tratadas como “objetos” comprados en subastas y “desechados” cuando ya no les sirven.


Como Kafala, existen otros patrocinios infernales que trafican vidas y nos sumen en un estado de esclavitud constante. Somos una sociedad que vende la libertad como un espejismo que pronto se desvanece ante la realidad de violaciones a los Derechos Humanos y tráfico de humanidad. Tenemos cadenas en todas partes, parece que el mundo es una enorme prisión de cristal acostumbrado a la sumisión; las celdas son ocupadas por personas enfermas de alienación. Así funciona la esclavitud moderna, miles de personas marginadas, indiferentes, insensibles ante toda clase de grilletes.



“Sólo si rompes las cadenas de la indiferencia podrás ver con claridad tu propia prisión”


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