La Industria de las Etiquetas: Productos en Masa

June 30, 2020
Columna
por:
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Engin Akyurt
“Te arrojaron al mundo
Con una etiqueta
Te dijeron: piensa así
Habla así, cree así
Compórtate así
Estudia, trabaja
Cásate, multiplícate
Produce y consume
De ninguna forma
Seas diferente
Si lo eres serás
Un producto defectuoso
En la industria de las etiquetas”


La Industria de las Etiquetas: Patrones y Moldes

Cuando naciste y viste por primera vez el mundo, tal vez no imaginaste que eras un producto social, predestinado a crecer, vivir, morir, te impusieron un nombre, un estilo de vida y unas obligaciones sociales, te impusieron incluso un rol que debías cumplir. En la vida escolar, te uniforman, te enseñan una oración, te dicen haz esto y no haz lo otro, si cuestionas eres rebelde, si vistes diferente eres una persona insubordinada, si piensas distinto eres un “producto defectuoso” de la industria de los patrones y moldes.


En la vida laboral, te someten a largas jornadas, te dicen no vives si no trabajas, no eres nadie si no produces, si no tienes un rol serás socialmente juzgado o juzgada. El trabajo se convirtió en una perfecta fábrica de moldes y patrones, miles de personas ensimismadas del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Parece que el valor de la humanidad está en el valor del capital, mientras más acumulas, más te valora la sociedad del consumo.


En la vida romántica, te venden una serie de imaginarios y estereotipos, el romanticismo mismo, la familia tradicional, el matrimonio perfecto, la ama de casa feliz, la madre y mujer realizada, después de muchas luchas estos patrones y moldes tienden a cambiar, sin embargo, todavía impera el recalcitrante patrón del prejuicio social. Se juzga a la mujer cuya decisión ha sido no ejercer la maternidad, se juzga a quién a cierta edad no conformó una familia, se juzga a las familias diversas, se juzga la diferencia, se juzga el sentido crítico social ¡se juzga, se juzga, se juzga!


Al parecer el prejuicio social es el producto estrella de la Industria de las Etiquetas, con razón Einstein decía “ es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.


“Los Productos Defectuosos” de la Industria de las Etiquetas: 


Productos en masa es la diatriba de la industria de las etiquetas, a través de ella se organizan las estructuras sociales, o más bien se alienan, somos una sociedad acostumbrada a la división de clases, a la existencia de opresores y oprimidos; nos etiquetan cual mercancías: las y los de arriba, las y los de abajo, en esta industria no hay cabida para “los productos defectuosos”. Nos llenan de etiquetas basadas en una falsa moralidad.


En la sociedad patriarcal, por ejemplo, las mujeres que se desmoldan de estos patrones fueron y son perseguidas, calificadas como “productos defectuosos”. Así pasa en los regímenes totalitarios, o en las formas de gobierno que quieren imponer ciertos modelos de vida, incluso en las cuestionadas “Democracias”. Las personas revolucionarias no les sirven a los gobiernos opresores, las que cuestionan el statu quo son objeto de exclusión, las que tienen pensamiento crítico son calificadas de subversivas, las que emprenden luchas sociales son desaparecidas.


En la industria de las etiquetas sin duda la libertad es una ilusión, no se puede ser libre si estás atado o atada a las cadenas de una determinada forma de vivir, el capital, “la moral”, los roles y estereotipos, incluso lo que es “normal” es sólo un producto más de esta omnipotente industria, resulta que quién es diferente es calificado de “anormal”,  ¿No será que la anormalidad es realmente lo normal? esta es una industria cruel que sienta sus bases en la exclusión, la discriminación y el prejuicio social.


“Los productos defectuosos” de la industria de las etiquetas son quienes han protagonizado las grandes revoluciones, las sufragistas conquistaron el voto en una época eminentemente patriarcal, las y los abolicionistas anularon las leyes racistas en un sistema que lo permitía y defendía, la resistencia alemana conocida como la Rosa Blanca se opuso al régimen Nazi aun poniendo en riesgo sus propias vidas. Así, quienes fueron y son  capaces de deshacerse de las etiquetas realmente fueron y son libres.


¡No continuemos siendo productos en masa de la industria de las etiquetas!


Ver El Imperio de los Prejuicios: Lecciones de Derechos Humanos y Género

La Industria de las Etiquetas: Productos en Masa

Columna
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June 15, 2020

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Engin Akyurt
“Te arrojaron al mundo
Con una etiqueta
Te dijeron: piensa así
Habla así, cree así
Compórtate así
Estudia, trabaja
Cásate, multiplícate
Produce y consume
De ninguna forma
Seas diferente
Si lo eres serás
Un producto defectuoso
En la industria de las etiquetas”


La Industria de las Etiquetas: Patrones y Moldes

Cuando naciste y viste por primera vez el mundo, tal vez no imaginaste que eras un producto social, predestinado a crecer, vivir, morir, te impusieron un nombre, un estilo de vida y unas obligaciones sociales, te impusieron incluso un rol que debías cumplir. En la vida escolar, te uniforman, te enseñan una oración, te dicen haz esto y no haz lo otro, si cuestionas eres rebelde, si vistes diferente eres una persona insubordinada, si piensas distinto eres un “producto defectuoso” de la industria de los patrones y moldes.


En la vida laboral, te someten a largas jornadas, te dicen no vives si no trabajas, no eres nadie si no produces, si no tienes un rol serás socialmente juzgado o juzgada. El trabajo se convirtió en una perfecta fábrica de moldes y patrones, miles de personas ensimismadas del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Parece que el valor de la humanidad está en el valor del capital, mientras más acumulas, más te valora la sociedad del consumo.


En la vida romántica, te venden una serie de imaginarios y estereotipos, el romanticismo mismo, la familia tradicional, el matrimonio perfecto, la ama de casa feliz, la madre y mujer realizada, después de muchas luchas estos patrones y moldes tienden a cambiar, sin embargo, todavía impera el recalcitrante patrón del prejuicio social. Se juzga a la mujer cuya decisión ha sido no ejercer la maternidad, se juzga a quién a cierta edad no conformó una familia, se juzga a las familias diversas, se juzga la diferencia, se juzga el sentido crítico social ¡se juzga, se juzga, se juzga!


Al parecer el prejuicio social es el producto estrella de la Industria de las Etiquetas, con razón Einstein decía “ es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.


“Los Productos Defectuosos” de la Industria de las Etiquetas: 


Productos en masa es la diatriba de la industria de las etiquetas, a través de ella se organizan las estructuras sociales, o más bien se alienan, somos una sociedad acostumbrada a la división de clases, a la existencia de opresores y oprimidos; nos etiquetan cual mercancías: las y los de arriba, las y los de abajo, en esta industria no hay cabida para “los productos defectuosos”. Nos llenan de etiquetas basadas en una falsa moralidad.


En la sociedad patriarcal, por ejemplo, las mujeres que se desmoldan de estos patrones fueron y son perseguidas, calificadas como “productos defectuosos”. Así pasa en los regímenes totalitarios, o en las formas de gobierno que quieren imponer ciertos modelos de vida, incluso en las cuestionadas “Democracias”. Las personas revolucionarias no les sirven a los gobiernos opresores, las que cuestionan el statu quo son objeto de exclusión, las que tienen pensamiento crítico son calificadas de subversivas, las que emprenden luchas sociales son desaparecidas.


En la industria de las etiquetas sin duda la libertad es una ilusión, no se puede ser libre si estás atado o atada a las cadenas de una determinada forma de vivir, el capital, “la moral”, los roles y estereotipos, incluso lo que es “normal” es sólo un producto más de esta omnipotente industria, resulta que quién es diferente es calificado de “anormal”,  ¿No será que la anormalidad es realmente lo normal? esta es una industria cruel que sienta sus bases en la exclusión, la discriminación y el prejuicio social.


“Los productos defectuosos” de la industria de las etiquetas son quienes han protagonizado las grandes revoluciones, las sufragistas conquistaron el voto en una época eminentemente patriarcal, las y los abolicionistas anularon las leyes racistas en un sistema que lo permitía y defendía, la resistencia alemana conocida como la Rosa Blanca se opuso al régimen Nazi aun poniendo en riesgo sus propias vidas. Así, quienes fueron y son  capaces de deshacerse de las etiquetas realmente fueron y son libres.


¡No continuemos siendo productos en masa de la industria de las etiquetas!


Ver El Imperio de los Prejuicios: Lecciones de Derechos Humanos y Género

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