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Muerte de Masha
Foto de Vladimir  Gladkov

“La falsa moralidad…

es la farsa de la inmoralidad

El bastión de las dictaduras

El socavón de las libertades

La excusa de arbitrariedades

La falsa moralidad…

Es el refugio de criminales

El cimiento de obtusidades

Y el sello de barbaridades”

Mahsa Amini, fue arrestada por presuntamente incumplir con las estrictas normas sobre el uso del velo de las mujeres, algunos testigos señalaron que la mujer fue golpeada dentro de una furgoneta de la policía de la moral después de ser detenida arbitrariamente en Teherán. La policía niega los hechos, pero las evidencias apuntan a un feminicidio…

Una policía de la moral, en un mundo amoral, es una antinomia cruel inventada por quienes sostienen sus imperios en discursos que difieren de sus prácticas; religiones sustentadas en la fe, están manchadas de violencias sexuales por parte de los bastiones de la moralidad; regímenes opresores defienden el nacionalismo con la sangre y el guerrerismo; dictaduras perviven por los siglos de los siglos, auspiciadas por el disfraz de la moralidad.

La policía de la moral, es una vigilante cruel, una invención barbárica de una sociedad asfixiada en dispositivos de control; parece un monstruo que merodea a su presa para alardear de su promesa de “limpieza social” castigando a la persona “inmoral”, pero,  lo que en realidad sanciona es la divergencia contra las dictaduras de la supuesta moralidad, no soporta el desafío del cuestionamiento de las bases de tal apresamiento de libertades.

En un punto del oriente medio, la policía de la moral se difumina como un gas tóxico, permea con cierto aire enrarecido a toda la sociedad, derrumba a quien se le atraviese en sus absurdos controles conductuales, van cayendo por el suelo, las niñas y mujeres, las comunidades diversas,  las personas revolucionarias y las más contestatarias.

Esta policía infame, parece una turba descontrolada que apedrea las libertades e impone estrictas reglas de vestimenta, quiere vestir los pensamientos libertarios con sofocantes velos patriarcales, se ensañan con las mujeres y se arrogan el poder de la dominación, son como una repetición histórica de ejércitos de camisas negras amedrentando a la población.

Son fuerzas paramilitares, que aunque son las más inmorales, pretenden dominar con la falsa moralidad, así como pasa en Irak, también en otros puntos de la tierra: de occidente  a oriente, de sur a norte, nos domina la policía de la moralidad, esa que habla de paz pero apoya la guerra,  esa que defiende la moralidad pero se sacia con la corrupción, esa que en escenarios internacionales se refiere con vehemencia a los Derechos Humanos, pero contribuye a su inmoral vulneración.

La policía de la moralidad invade la vida, irrumpe  los pensamientos, asedia  los sueños, vigila las libertades, reprime la divergencia y hasta pretende que por sus crímenes sea la sociedad la que se esté dando golpes de conciencia, cuánta inmoralidad persiste en estos regímenes de opresión que ofrecen la salvación como arma de dominación, con sus discursos de falsa moralidad justifican la aniquilación. 

“Este es el mundo que tenemos: un lugar de control y vigilancia atestado de la policía de la moralidad que sobre sí carga los actos más inmorales”.

Galería

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Muerte de Masha
Foto de Vladimir  Gladkov

“La falsa moralidad…

es la farsa de la inmoralidad

El bastión de las dictaduras

El socavón de las libertades

La excusa de arbitrariedades

La falsa moralidad…

Es el refugio de criminales

El cimiento de obtusidades

Y el sello de barbaridades”

Mahsa Amini, fue arrestada por presuntamente incumplir con las estrictas normas sobre el uso del velo de las mujeres, algunos testigos señalaron que la mujer fue golpeada dentro de una furgoneta de la policía de la moral después de ser detenida arbitrariamente en Teherán. La policía niega los hechos, pero las evidencias apuntan a un feminicidio…

Una policía de la moral, en un mundo amoral, es una antinomia cruel inventada por quienes sostienen sus imperios en discursos que difieren de sus prácticas; religiones sustentadas en la fe, están manchadas de violencias sexuales por parte de los bastiones de la moralidad; regímenes opresores defienden el nacionalismo con la sangre y el guerrerismo; dictaduras perviven por los siglos de los siglos, auspiciadas por el disfraz de la moralidad.

La policía de la moral, es una vigilante cruel, una invención barbárica de una sociedad asfixiada en dispositivos de control; parece un monstruo que merodea a su presa para alardear de su promesa de “limpieza social” castigando a la persona “inmoral”, pero,  lo que en realidad sanciona es la divergencia contra las dictaduras de la supuesta moralidad, no soporta el desafío del cuestionamiento de las bases de tal apresamiento de libertades.

En un punto del oriente medio, la policía de la moral se difumina como un gas tóxico, permea con cierto aire enrarecido a toda la sociedad, derrumba a quien se le atraviese en sus absurdos controles conductuales, van cayendo por el suelo, las niñas y mujeres, las comunidades diversas,  las personas revolucionarias y las más contestatarias.

Esta policía infame, parece una turba descontrolada que apedrea las libertades e impone estrictas reglas de vestimenta, quiere vestir los pensamientos libertarios con sofocantes velos patriarcales, se ensañan con las mujeres y se arrogan el poder de la dominación, son como una repetición histórica de ejércitos de camisas negras amedrentando a la población.

Son fuerzas paramilitares, que aunque son las más inmorales, pretenden dominar con la falsa moralidad, así como pasa en Irak, también en otros puntos de la tierra: de occidente  a oriente, de sur a norte, nos domina la policía de la moralidad, esa que habla de paz pero apoya la guerra,  esa que defiende la moralidad pero se sacia con la corrupción, esa que en escenarios internacionales se refiere con vehemencia a los Derechos Humanos, pero contribuye a su inmoral vulneración.

La policía de la moralidad invade la vida, irrumpe  los pensamientos, asedia  los sueños, vigila las libertades, reprime la divergencia y hasta pretende que por sus crímenes sea la sociedad la que se esté dando golpes de conciencia, cuánta inmoralidad persiste en estos regímenes de opresión que ofrecen la salvación como arma de dominación, con sus discursos de falsa moralidad justifican la aniquilación. 

“Este es el mundo que tenemos: un lugar de control y vigilancia atestado de la policía de la moralidad que sobre sí carga los actos más inmorales”.

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