El Ciclo de Violencia contra la Mujer: Políticas Nacionales de Igualdad de Género

October 15, 2021
Columna
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Foto: Andrea Piacquadio en Pexels


Cuando hablamos sobre política de igualdad de género surge inmediatamente la polémica y la oposición de aquellos que no están convencidos del diseño de estrategias o políticas en favor de la mujer y del largo tiempo que la sociedad, predominantemente dominada por hombres, la ha disminuido y discriminado de distintas formas.

No solo ello, sino que, además, la violencia contra la mujer se ha incrementado y expandido casi como la corrosión por todos los países y por diversos estratos sociales. Las mujeres víctimas de violencia son agredidas de manera intermitente, de tal forma que se producen fases en las que los malos tratos son diferentes (Leonor Walker. 1979).

A partir de esta situación que vive la mujer se explica el ciclo de la violencia. La violencia va atravesando diversas fases del mismo modo que la relación de pareja lo hace; es decir que en el enamoramiento las señales son débiles aún, pueden pasar desapercibidas, pero se van incrementando en el noviazgo, la convivencia y el matrimonio.

Todo ello genera en la mujer duda y confusión, pero también se asoma una emocionalidad que necesita ser tratada profesionalmente para salir de este ciclo de violencia. De acuerdo con el informe “Estrategias contra la violencia de género desde la administración de justicia” de la fiscal Leticia Silva, se afirma que el ciclo de la violencia tiene por comienzo el inicio de la relación de pareja en donde las expresiones de cariño e ira por el agresor son frecuentes. Con el paso del tiempo, afirma el informe, se irán acumulando tensiones, se suscitarán problemas de cualquier índole, por mínima que sea, provocará disconformidad en el agresor. 

Las manifestaciones iniciales suelen ser  agresiones  verbales  (psicológicas)  cuyo  objetivo  es  minar  la  autoestima  de  la  mujer.  Posteriormente, los maltratos serán físicos, económicos y sexuales. El agresor buscará en esta dinámica perversa justificar sus reacciones, pasándose a la etapa de luna de miel, donde el agresor pedirá perdón y será perdonado. Luego del perdón de la víctima al agresor, la violencia se irá incrementando con el tiempo poniendo en alto riesgo a la mujer. 

Este ciclo de violencia genera una indefensión en la víctima lo cual la hace propensa a un aislamiento de su familia, de sus amistades y de otros círculos sociales que puedan extraerla de la situación de dependencia emocional que la ata al agresor y someterse estrictamente a las reglas impuestas por su pareja dentro de la convivencia. En este paso ya su autoestima habrá decaído totalmente hasta dejarla sin la fuerza necesaria para escapar de tal situación de violencia que inicia con el maltrato sicológico hasta llegar al físico y muy frecuentemente llegar a la muerte.

    Corsi (como se citó en Echebarrúa y Corral, 2006) afirma: 

     La conducta violenta en casa supone un intento de control de la relación y es reflejo de una situación de abuso de poder, resulta por ello explicable que el maltrato lo protagonicen los hombres y se dé contra las mujeres, los niños y los ancianos por ser los sujetos más vulnerables en el hogar.

De acuerdo con el estudio publicado por la Organización de las Naciones Unidas, citado en el Informe de Adjuntía n.° 063-2017-DP/ADM-Defensoría del Pueblo, se señala:

   La violencia contra las mujeres se manifiesta de diversas formas y se encuentra presente tanto en el ámbito público como en el privado. La prevalencia de determinado tipo de violencia varía de acuerdo con el contexto social, económico, cultural y político, lo cual también determina que las manifestaciones puedan ser cambiantes, presentándose nuevas formas de violencia de acuerdo a los cambios que se producen en la sociedad. 

Una  de  las  manifestaciones  más  antiguas  y  extendidas  es  la  violencia  contra las mujeres en las relaciones de pareja, que involucra violencia física (golpes, puntapiés, empujones, jalones de cabello, entre otros), violencia  psicológica  (insultos,  humillaciones,  conductas  de  control),  violencia  sexual  (actos  sexuales  sin  consentimiento  o  sometimiento  a  actos humillantes para la mujer), violencia económica (control sobre sus ingresos,  gastos,  no  permitirle  disponer  de  su  dinero)  y  el  feminicidio íntimo, el más grave de todos. Con relación a la salud mental, cualquier manifestación de violencia afecta la salud psicológica de la agraviada.

En el Perú, frente a la creciente ola de violencia contra la mujer expresada en el aumento de casos de feminicidio e intento de feminicidio, se promulgó y publicó mediante Decreto Supremo 008-2019-MIMP del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, la Política Nacional de Igualdad de Género.

En el documento se menciona que, se asumieron los siguientes supuestos: 

  • El monto asignado al programa presupuestal 080 Lucha contra la violencia familiar, a cargo del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, crecerá a un ritmo de 10% anual a partir de 2020. 
  • De acuerdo a la información proporcionada por el Ministerio Público, se asume que el costo de implementación y funcionamiento de cada una de las fiscalías especializadas en violencia contra la mujer y los integrantes del grupo familiar (Fiscalías penales especializadas) es de 3.702.741 soles. Asimismo, se asume un incremento lineal de 10 fiscalías especializadas implementadas al 2018 hasta cubrir, al 2030, los 34 distritos fiscales. 
  • Se asume que los Módulos Judiciales Integrados en Violencia contra la Mujer e Integrantes del Grupo Familiar del Poder Judicial tienen un costo promedio de 3.500.000 soles, en el 2018, y que dicho monto tendrá una tasa de crecimiento de 2% anual. Además, se plantea un incremento lineal de módulos, que pasarán de 6 en el 2018 a 34 en el 2030. 
  • Se asume que la tasa de incremento de los servicios del Ministerio de Salud, a partir de 2020, será de 10% anual.  

Ello es solo una mínima parte de lo que podemos resumir de este documento importante, que debido a la pandemia se ha dejado actualmente de lado por las diversas organizaciones estatales involucradas para ejecutarlo pero que deberá impulsarse desde el año 2022.


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Cuando hablamos sobre política de igualdad de género surge inmediatamente la polémica y la oposición de aquellos que no están convencidos del diseño de estrategias o políticas en favor de la mujer y del largo tiempo que la sociedad, predominantemente dominada por hombres, la ha disminuido y discriminado de distintas formas.

No solo ello, sino que, además, la violencia contra la mujer se ha incrementado y expandido casi como la corrosión por todos los países y por diversos estratos sociales. Las mujeres víctimas de violencia son agredidas de manera intermitente, de tal forma que se producen fases en las que los malos tratos son diferentes (Leonor Walker. 1979).

A partir de esta situación que vive la mujer se explica el ciclo de la violencia. La violencia va atravesando diversas fases del mismo modo que la relación de pareja lo hace; es decir que en el enamoramiento las señales son débiles aún, pueden pasar desapercibidas, pero se van incrementando en el noviazgo, la convivencia y el matrimonio.

Todo ello genera en la mujer duda y confusión, pero también se asoma una emocionalidad que necesita ser tratada profesionalmente para salir de este ciclo de violencia. De acuerdo con el informe “Estrategias contra la violencia de género desde la administración de justicia” de la fiscal Leticia Silva, se afirma que el ciclo de la violencia tiene por comienzo el inicio de la relación de pareja en donde las expresiones de cariño e ira por el agresor son frecuentes. Con el paso del tiempo, afirma el informe, se irán acumulando tensiones, se suscitarán problemas de cualquier índole, por mínima que sea, provocará disconformidad en el agresor. 

Las manifestaciones iniciales suelen ser  agresiones  verbales  (psicológicas)  cuyo  objetivo  es  minar  la  autoestima  de  la  mujer.  Posteriormente, los maltratos serán físicos, económicos y sexuales. El agresor buscará en esta dinámica perversa justificar sus reacciones, pasándose a la etapa de luna de miel, donde el agresor pedirá perdón y será perdonado. Luego del perdón de la víctima al agresor, la violencia se irá incrementando con el tiempo poniendo en alto riesgo a la mujer. 

Este ciclo de violencia genera una indefensión en la víctima lo cual la hace propensa a un aislamiento de su familia, de sus amistades y de otros círculos sociales que puedan extraerla de la situación de dependencia emocional que la ata al agresor y someterse estrictamente a las reglas impuestas por su pareja dentro de la convivencia. En este paso ya su autoestima habrá decaído totalmente hasta dejarla sin la fuerza necesaria para escapar de tal situación de violencia que inicia con el maltrato sicológico hasta llegar al físico y muy frecuentemente llegar a la muerte.

    Corsi (como se citó en Echebarrúa y Corral, 2006) afirma: 

     La conducta violenta en casa supone un intento de control de la relación y es reflejo de una situación de abuso de poder, resulta por ello explicable que el maltrato lo protagonicen los hombres y se dé contra las mujeres, los niños y los ancianos por ser los sujetos más vulnerables en el hogar.

De acuerdo con el estudio publicado por la Organización de las Naciones Unidas, citado en el Informe de Adjuntía n.° 063-2017-DP/ADM-Defensoría del Pueblo, se señala:

   La violencia contra las mujeres se manifiesta de diversas formas y se encuentra presente tanto en el ámbito público como en el privado. La prevalencia de determinado tipo de violencia varía de acuerdo con el contexto social, económico, cultural y político, lo cual también determina que las manifestaciones puedan ser cambiantes, presentándose nuevas formas de violencia de acuerdo a los cambios que se producen en la sociedad. 

Una  de  las  manifestaciones  más  antiguas  y  extendidas  es  la  violencia  contra las mujeres en las relaciones de pareja, que involucra violencia física (golpes, puntapiés, empujones, jalones de cabello, entre otros), violencia  psicológica  (insultos,  humillaciones,  conductas  de  control),  violencia  sexual  (actos  sexuales  sin  consentimiento  o  sometimiento  a  actos humillantes para la mujer), violencia económica (control sobre sus ingresos,  gastos,  no  permitirle  disponer  de  su  dinero)  y  el  feminicidio íntimo, el más grave de todos. Con relación a la salud mental, cualquier manifestación de violencia afecta la salud psicológica de la agraviada.

En el Perú, frente a la creciente ola de violencia contra la mujer expresada en el aumento de casos de feminicidio e intento de feminicidio, se promulgó y publicó mediante Decreto Supremo 008-2019-MIMP del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, la Política Nacional de Igualdad de Género.

En el documento se menciona que, se asumieron los siguientes supuestos: 

  • El monto asignado al programa presupuestal 080 Lucha contra la violencia familiar, a cargo del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, crecerá a un ritmo de 10% anual a partir de 2020. 
  • De acuerdo a la información proporcionada por el Ministerio Público, se asume que el costo de implementación y funcionamiento de cada una de las fiscalías especializadas en violencia contra la mujer y los integrantes del grupo familiar (Fiscalías penales especializadas) es de 3.702.741 soles. Asimismo, se asume un incremento lineal de 10 fiscalías especializadas implementadas al 2018 hasta cubrir, al 2030, los 34 distritos fiscales. 
  • Se asume que los Módulos Judiciales Integrados en Violencia contra la Mujer e Integrantes del Grupo Familiar del Poder Judicial tienen un costo promedio de 3.500.000 soles, en el 2018, y que dicho monto tendrá una tasa de crecimiento de 2% anual. Además, se plantea un incremento lineal de módulos, que pasarán de 6 en el 2018 a 34 en el 2030. 
  • Se asume que la tasa de incremento de los servicios del Ministerio de Salud, a partir de 2020, será de 10% anual.  

Ello es solo una mínima parte de lo que podemos resumir de este documento importante, que debido a la pandemia se ha dejado actualmente de lado por las diversas organizaciones estatales involucradas para ejecutarlo pero que deberá impulsarse desde el año 2022.


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