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Foto de Karl Magnuson en Unsplash.

Son muchas las maneras como se ha reconocido en la sociedad a las mujeres y la importancia que le han dado a su labor en medio de la construcción social, antiguamente el nacimiento de una mujer podía ser considerado vergonzoso pues no nació el legítimo heredero y el que seguiría con la tradición familiar, en algunas ocasiones buscaban la manera de deshacerse de ellas y no reconocerlas como parte de la familia.

Pero esto, alegremente, no sucede en todas las comunidades, para la comunidad Wayuu las mujeres son la base del sistema social, el centro de la familia y el pilar de su cultura. En el museo del caribe ubicado en la ciudad de Barranquilla, se encuentran unos videos que presentan cada una de las comunidades indígenas que forman la región del caribe y así es como se definen en la comunidad Wayuu, “las mujeres somos como la tierra múltiples y fijas; los hombres son como la lluvia únicos y móviles”.

Las mujeres son las encargadas de preservar la vida de la comunidad en una tradición que se organiza en torno a los tejidos, en ellos se representa su historia y la vida diaria de su familia y comunidad, custodian las tradiciones, tejen la vida y los sueños. Sin las mujeres la tradición y la cultura no se hereda, son las más fuertes por ejercer su liderazgo.

Son ellas las que dan un horizonte a la vida de las personas que las rodean, representan su caminar y aprendizajes en cada uno de los elementos que realizan y por encima de todo conectan sus vidas con las energías y con los espíritus que las llevan a asumir el rol de chamanes.

El papel de las mujeres y el ejercer su liderazgo debería ser igual de valioso en todas las comunidades aunque no sean de línea matrilineal, las mujeres son capaces de llevar y guiar a toda su familia por el mejor de los caminos, luchan, resisten y no decaen. Las mujeres no pueden ser vistas como objeto de placer, sumisas y sin voz, cada una de nosotras tenemos unas luchas por las cuales nos formamos y forjamos el camino; somos múltiples en el sentido de que nos formamos por diferentes aspectos y lo manifestamos en distintos sentidos, no es solo uno el camino que se recorre como mujer, cada una toma el camino que desea, pero siempre llevando con orgullo el ser mujeres.  

Felizmente, el pensar en la comunidad Wayuu me hace pensar en mi familia, gracias a la vida he podido tener el ejemplo de abuelas, tías, madres y hermanas guerreras que me han enseñado una cosa distinta para cada paso que doy, la fuerza y la sabiduría son pilares de nuestras vidas. Además me siento orgullosa de todas las mujeres que han tomado el liderazgo en la lucha social, las lideresas afrocolombianas, indígenas, pertenecientes a la comunidad LGBTI, a las que su vida les han arrebatado por representar los ideales de sus comunidades, por defender a sus familias y por alzar su voz por las injusticias y la formación de una mejor sociedad; también de aquellas que injustamente han asesinado por ejercer su autonomía y tomar sus decisiones, por reconocer que nuestra vida no depende de un hombre y mucho menos somos propiedad de ninguno.

Siempre agradecida por la lucha que cada una ha dado, con rabia porque hablar no nos puede arrebatar la vida pero con muchas más fuerzas para continuar en la reivindicación de cada una que no nos acompaña en este momento, que las mujeres Wayuu también sean ejemplo de la fortaleza que debemos tener y que siga siendo valioso el defender la multiculturalidad que nos forma.

Referencias bibliográficas

     


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Son muchas las maneras como se ha reconocido en la sociedad a las mujeres y la importancia que le han dado a su labor en medio de la construcción social, antiguamente el nacimiento de una mujer podía ser considerado vergonzoso pues no nació el legítimo heredero y el que seguiría con la tradición familiar, en algunas ocasiones buscaban la manera de deshacerse de ellas y no reconocerlas como parte de la familia.

Pero esto, alegremente, no sucede en todas las comunidades, para la comunidad Wayuu las mujeres son la base del sistema social, el centro de la familia y el pilar de su cultura. En el museo del caribe ubicado en la ciudad de Barranquilla, se encuentran unos videos que presentan cada una de las comunidades indígenas que forman la región del caribe y así es como se definen en la comunidad Wayuu, “las mujeres somos como la tierra múltiples y fijas; los hombres son como la lluvia únicos y móviles”.

Las mujeres son las encargadas de preservar la vida de la comunidad en una tradición que se organiza en torno a los tejidos, en ellos se representa su historia y la vida diaria de su familia y comunidad, custodian las tradiciones, tejen la vida y los sueños. Sin las mujeres la tradición y la cultura no se hereda, son las más fuertes por ejercer su liderazgo.

Son ellas las que dan un horizonte a la vida de las personas que las rodean, representan su caminar y aprendizajes en cada uno de los elementos que realizan y por encima de todo conectan sus vidas con las energías y con los espíritus que las llevan a asumir el rol de chamanes.

El papel de las mujeres y el ejercer su liderazgo debería ser igual de valioso en todas las comunidades aunque no sean de línea matrilineal, las mujeres son capaces de llevar y guiar a toda su familia por el mejor de los caminos, luchan, resisten y no decaen. Las mujeres no pueden ser vistas como objeto de placer, sumisas y sin voz, cada una de nosotras tenemos unas luchas por las cuales nos formamos y forjamos el camino; somos múltiples en el sentido de que nos formamos por diferentes aspectos y lo manifestamos en distintos sentidos, no es solo uno el camino que se recorre como mujer, cada una toma el camino que desea, pero siempre llevando con orgullo el ser mujeres.  

Felizmente, el pensar en la comunidad Wayuu me hace pensar en mi familia, gracias a la vida he podido tener el ejemplo de abuelas, tías, madres y hermanas guerreras que me han enseñado una cosa distinta para cada paso que doy, la fuerza y la sabiduría son pilares de nuestras vidas. Además me siento orgullosa de todas las mujeres que han tomado el liderazgo en la lucha social, las lideresas afrocolombianas, indígenas, pertenecientes a la comunidad LGBTI, a las que su vida les han arrebatado por representar los ideales de sus comunidades, por defender a sus familias y por alzar su voz por las injusticias y la formación de una mejor sociedad; también de aquellas que injustamente han asesinado por ejercer su autonomía y tomar sus decisiones, por reconocer que nuestra vida no depende de un hombre y mucho menos somos propiedad de ninguno.

Siempre agradecida por la lucha que cada una ha dado, con rabia porque hablar no nos puede arrebatar la vida pero con muchas más fuerzas para continuar en la reivindicación de cada una que no nos acompaña en este momento, que las mujeres Wayuu también sean ejemplo de la fortaleza que debemos tener y que siga siendo valioso el defender la multiculturalidad que nos forma.

Referencias bibliográficas

     


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