Veinticuatro Ballenas Muertas en la Bahía de San Francisco y la Cifra Sigue Subiendo

August 9, 2025
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Un manto envenenado sobre la bahía: la ola de muertes de ballenas en San Francisco

En 2025, San Francisco enfrenta una crisis silenciosa y alarmante. Al menos veinticuatro ballenas han aparecido muertas en sus aguas. Entre ellas hay veintiuna grises, dos de especies baleales no identificadas y una minke, una cifra sin precedentes desde que comenzaron los registros en el año 2000 (California Academy of Sciences).

En varios casos se ha confirmado que la causa fueron choques con embarcaciones, aunque en la mayoría todavía no se ha determinado el motivo de la muerte. Las observaciones de ballenas, especialmente grises, se han multiplicado: más de treinta ejemplares identificados por fotografía frente a los seis registrados en todo 2024. Algunas presentan signos de desnutrición, otras parecen sanas pero permanecen en la bahía durante semanas, un comportamiento que no encaja con su migración habitual y que preocupa a la comunidad científica (SFGATE).

Este patrón recuerda a los episodios registrados entre 2019 y 2023, que redujeron la población de ballenas grises del Pacífico en casi un 45 % (San Francisco Chronicle). El alumbramiento de crías sigue en niveles mínimos: solo se detectaron 85 este año, la cifra más baja desde los noventa, lo que presagia una recuperación incierta.

Las instituciones y la ciencia intentan responder. La Guardia Costera y los operadores de ferris han modificado rutas y, en ocasiones, desviado el tráfico marítimo en días críticos. Organizaciones ambientales alertan de que muchas muertes ni siquiera se registran, ya que gran parte de los cuerpos no alcanzan la costa (Berkeleyside). Legisladores, encabezados por el congresista Sam Liccardo, han exigido explicaciones a la NOAA en una carta firmada por toda la delegación del Área de la Bahía (Liccardo House). En paralelo, el Center for Biological Diversity y otras ONG preparan demandas por posibles incumplimientos del Acta de Especies en Peligro (Berkeleyside, YouTube).

La bahía expuesta, la ciencia interpelada

El fenómeno no es únicamente ambiental. Es también un reto ético. Las ballenas, símbolo de la salud oceánica, están muriendo en un escenario donde confluyen el aumento del tráfico marítimo, la crisis alimentaria asociada al cambio climático y los vacíos en la vigilancia institucional.

No es una postal para turistas extasiados ante un milagro natural. Es una llamada urgente a replantear la relación entre economía, vida marina y responsabilidad colectiva. San Francisco presume de su progresismo, pero esa reputación solo será creíble si incluye proteger las aguas que todavía sostienen la vida.

Veinticuatro Ballenas Muertas en la Bahía de San Francisco y la Cifra Sigue Subiendo

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En 2025, San Francisco enfrenta una crisis silenciosa y alarmante. Al menos veinticuatro ballenas han aparecido muertas en sus aguas. Entre ellas hay veintiuna grises, dos de especies baleales no identificadas y una minke, una cifra sin precedentes desde que comenzaron los registros en el año 2000 (California Academy of Sciences).

En varios casos se ha confirmado que la causa fueron choques con embarcaciones, aunque en la mayoría todavía no se ha determinado el motivo de la muerte. Las observaciones de ballenas, especialmente grises, se han multiplicado: más de treinta ejemplares identificados por fotografía frente a los seis registrados en todo 2024. Algunas presentan signos de desnutrición, otras parecen sanas pero permanecen en la bahía durante semanas, un comportamiento que no encaja con su migración habitual y que preocupa a la comunidad científica (SFGATE).

Este patrón recuerda a los episodios registrados entre 2019 y 2023, que redujeron la población de ballenas grises del Pacífico en casi un 45 % (San Francisco Chronicle). El alumbramiento de crías sigue en niveles mínimos: solo se detectaron 85 este año, la cifra más baja desde los noventa, lo que presagia una recuperación incierta.

Las instituciones y la ciencia intentan responder. La Guardia Costera y los operadores de ferris han modificado rutas y, en ocasiones, desviado el tráfico marítimo en días críticos. Organizaciones ambientales alertan de que muchas muertes ni siquiera se registran, ya que gran parte de los cuerpos no alcanzan la costa (Berkeleyside). Legisladores, encabezados por el congresista Sam Liccardo, han exigido explicaciones a la NOAA en una carta firmada por toda la delegación del Área de la Bahía (Liccardo House). En paralelo, el Center for Biological Diversity y otras ONG preparan demandas por posibles incumplimientos del Acta de Especies en Peligro (Berkeleyside, YouTube).

La bahía expuesta, la ciencia interpelada

El fenómeno no es únicamente ambiental. Es también un reto ético. Las ballenas, símbolo de la salud oceánica, están muriendo en un escenario donde confluyen el aumento del tráfico marítimo, la crisis alimentaria asociada al cambio climático y los vacíos en la vigilancia institucional.

No es una postal para turistas extasiados ante un milagro natural. Es una llamada urgente a replantear la relación entre economía, vida marina y responsabilidad colectiva. San Francisco presume de su progresismo, pero esa reputación solo será creíble si incluye proteger las aguas que todavía sostienen la vida.

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