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Mujeres que Impactan Revista Level
En esta emisión de Mujeres que Impactan, Camila Gutiérrez nos demuestra que el trabajo no es lo único que nos define como personas y que en verdad somos un mundo lleno de multiplicidades.


“No somos productos acabados, siempre hay espacio para más”, afirma Camila Gutiérrez, que además de diplomática internacional, es chef, comunicadora y gerente. A lo largo de su vida se dedicó a encontrar sus pasiones y lograr sus metas, pero cada vez que llegaba a su objetivo, no se sentía realizada y siempre parecía que le hacía falta algo más. Fue entonces que se dio cuenta de que no encontraría su identidad por medio de todos aquellos trabajos y oficios a los que se dedicaba, lo que la definía era algo que va más allá de su labor.

Por mucho tiempo, nos han enseñado que es primordial el escoger una profesión para dedicarnos a ella el resto de nuestras vidas y que la academia es el único fin respetable. Sin embargo, este tipo de decisiones nos son impuestas desde muy jóvenes, un momento de nuestras vidas que no tenemos toda la experiencia necesaria para elegir con sabiduría un camino que en verdad sea afín a nuestros intereses. Para muchas personas, esto puede resultar en cursar carreras profesionales que sus padres consideran ideales, como también otros eligen una profesión por la que tenían una vaga inclinación para terminar dándose cuenta de que, en realidad, no es que les guste tanto. 


Camila pasó por esta última. Estudió negocios internacionales, ejerció su profesión y, con el paso del tiempo, comprendió que no era por completo feliz. Así que decidió estudiar cocina, pues siempre le interesó el oficio. Pero luego de ser chef y trabajar en varios restaurantes, volvió a percatarse de lo mismo. Por años, persiguió diversas pasiones e intereses, entregándose a ellas incesantemente con el mismo fervor. “Estamos muy sesgados por lo que pensamos que tenemos que hacer y las expectativas que tienen los demás”, afirma, con desazón.


Al incursionar en un sinfín de oficios y profesiones, Camila entendió que su foco nunca debió ser saltar de un quehacer a otro, sino comprender, antes de todo, qué es lo que verdaderamente quería para su vida. De esta manera, ella pudo aprender de sus experiencias para dar consejos útiles a todas aquellas personas que están en búsqueda de su proyecto de vida.


El primer paso es esencial, como explica Camila, las creencias son la base de cómo tomamos decisiones. De esta manera, es fundamental identificar toda creencia limitante que podamos poseer, ya sea por nuestro entorno o construida por nuestras experiencias pasadas. Pueden relacionarse con afirmaciones anticuadas como “las mujeres no son buenas para las matemáticas”, como también inseguridades infundadas por nuestras familias o seres queridos. 


“A mí de niña mi familia me dijo que no era buena para el arte”, contaba Camila, “un día me compré unos pinceles y unas pinturas acrílicas, para darme cuenta de que ni siquiera estaba tan mal”. Lo cual nos lleva al siguiente paso, que es reprogramar esas creencias limitantes. Consiste en empujarnos a nosotros mismos a desafiar aquellas creencias que obstaculizan el camino hacia nuestros sueños, y convertir aquellos obstáculos en fortalezas. “Las mujeres caemos en el error de no creer en nosotras mismas”, reflexiona la diplomática, “ese es el síndrome del impostor hablando”.


Así mismo, considera indispensable alinear nuestros valores y hábitos con lo que queremos ser. Generalmente, según un estudio por el European Journal of Social Psychology, se toma alrededor de 18 días para formar un hábito, y 66 días para que este comportamiento se vuelva automático. “Si me quiero dedicar a la pintura, debo tomar los hábitos de quien pinta”, explica la chef, “tomar inspiración de los paisajes, estudiar otras obras, de eso se trata”. 


Para alcanzar nuestras metas, es crucial visualizar el objetivo y trabajar hacia él con disciplina, pues todo esto no se puede lograr si no se toma en serio. Este cuarto paso es el más importante, en realidad, porque será el que impulse nuestra búsqueda de esa vida que tanto anhelamos. Consiste, verdaderamente, en hacer que el sueño se convierta en realidad.


Así mismo, como alguien que ya tuvo la oportunidad de experimentar en diversas labores, Camila resalta cuatro puntos importantes para elegir una vocación, ya sea la academia o algún oficio manual: 


  1. Explorar el interés, profundizar en él. Tantear qué emoción produce y hacer la pregunta, ¿qué significa ser/hacer esto?

  2. Experimentar este interés. Si, por ejemplo, tienes interés por la peluquería, lo más acertado es contactarte con una persona que conozca este oficio y, de esta manera, conocer el día a día de esta labor.


  1. Estudiar, ya sea de manera formal o informal, esta afición que puede convertirse en proyecto de vida. Pues el haber entendido de qué trata, podrás dedicar tiempo a este actividad sin remordimientos.

  2. Integrarte en sociedad desde tu profesión es el verdadero paso final según Camila, pues el impacto que puedes generar siempre será significativo, sea lo que practiques. “Si vas a ser peluquero, ¿cómo tratarás al agua? ¿qué manejo le darás a los químicos que utilices?”, reflexiona la comunicadora, señalando la importancia de cómo cada uno con un pequeño grano de arena puede ayudar a construir una sociedad mejor.


De la misma manera, Camila también aprendió que, por más que se pueda tener un interés en cierta profesión, nuestra labor no es lo único que nos define. Las transformaciones por las que queramos atravesar son infinitas, porque nadie más sino nosotros mismos podemos determinar cuándo hemos acabado de mutar. “Si sientes incomodidad en dónde estás, esa es la vida diciéndote que te comiences a mover”, afirma la gerente, “uno se puede rediseñar cuantas veces quiera”.


Programa Mujeres que Impactan


Resaltamos la labor que realiza la mujer en el mundo. Buscamos a las mujeres que tienen una historia que contar para transmitirla a otras mujeres, estamos seguras que esa historia tiene la capacidad de impulsar y generar cambios positivos.


Si consideras que tu historia puede aportar a la vida de otra mujer, no lo dudes, inscríbete en el Programa Mujeres que Impactan


Siempre Podemos Ser Más

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March 15, 2021

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En esta emisión de Mujeres que Impactan, Camila Gutiérrez nos demuestra que el trabajo no es lo único que nos define como personas y que en verdad somos un mundo lleno de multiplicidades.


“No somos productos acabados, siempre hay espacio para más”, afirma Camila Gutiérrez, que además de diplomática internacional, es chef, comunicadora y gerente. A lo largo de su vida se dedicó a encontrar sus pasiones y lograr sus metas, pero cada vez que llegaba a su objetivo, no se sentía realizada y siempre parecía que le hacía falta algo más. Fue entonces que se dio cuenta de que no encontraría su identidad por medio de todos aquellos trabajos y oficios a los que se dedicaba, lo que la definía era algo que va más allá de su labor.

Por mucho tiempo, nos han enseñado que es primordial el escoger una profesión para dedicarnos a ella el resto de nuestras vidas y que la academia es el único fin respetable. Sin embargo, este tipo de decisiones nos son impuestas desde muy jóvenes, un momento de nuestras vidas que no tenemos toda la experiencia necesaria para elegir con sabiduría un camino que en verdad sea afín a nuestros intereses. Para muchas personas, esto puede resultar en cursar carreras profesionales que sus padres consideran ideales, como también otros eligen una profesión por la que tenían una vaga inclinación para terminar dándose cuenta de que, en realidad, no es que les guste tanto. 


Camila pasó por esta última. Estudió negocios internacionales, ejerció su profesión y, con el paso del tiempo, comprendió que no era por completo feliz. Así que decidió estudiar cocina, pues siempre le interesó el oficio. Pero luego de ser chef y trabajar en varios restaurantes, volvió a percatarse de lo mismo. Por años, persiguió diversas pasiones e intereses, entregándose a ellas incesantemente con el mismo fervor. “Estamos muy sesgados por lo que pensamos que tenemos que hacer y las expectativas que tienen los demás”, afirma, con desazón.


Al incursionar en un sinfín de oficios y profesiones, Camila entendió que su foco nunca debió ser saltar de un quehacer a otro, sino comprender, antes de todo, qué es lo que verdaderamente quería para su vida. De esta manera, ella pudo aprender de sus experiencias para dar consejos útiles a todas aquellas personas que están en búsqueda de su proyecto de vida.


El primer paso es esencial, como explica Camila, las creencias son la base de cómo tomamos decisiones. De esta manera, es fundamental identificar toda creencia limitante que podamos poseer, ya sea por nuestro entorno o construida por nuestras experiencias pasadas. Pueden relacionarse con afirmaciones anticuadas como “las mujeres no son buenas para las matemáticas”, como también inseguridades infundadas por nuestras familias o seres queridos. 


“A mí de niña mi familia me dijo que no era buena para el arte”, contaba Camila, “un día me compré unos pinceles y unas pinturas acrílicas, para darme cuenta de que ni siquiera estaba tan mal”. Lo cual nos lleva al siguiente paso, que es reprogramar esas creencias limitantes. Consiste en empujarnos a nosotros mismos a desafiar aquellas creencias que obstaculizan el camino hacia nuestros sueños, y convertir aquellos obstáculos en fortalezas. “Las mujeres caemos en el error de no creer en nosotras mismas”, reflexiona la diplomática, “ese es el síndrome del impostor hablando”.


Así mismo, considera indispensable alinear nuestros valores y hábitos con lo que queremos ser. Generalmente, según un estudio por el European Journal of Social Psychology, se toma alrededor de 18 días para formar un hábito, y 66 días para que este comportamiento se vuelva automático. “Si me quiero dedicar a la pintura, debo tomar los hábitos de quien pinta”, explica la chef, “tomar inspiración de los paisajes, estudiar otras obras, de eso se trata”. 


Para alcanzar nuestras metas, es crucial visualizar el objetivo y trabajar hacia él con disciplina, pues todo esto no se puede lograr si no se toma en serio. Este cuarto paso es el más importante, en realidad, porque será el que impulse nuestra búsqueda de esa vida que tanto anhelamos. Consiste, verdaderamente, en hacer que el sueño se convierta en realidad.


Así mismo, como alguien que ya tuvo la oportunidad de experimentar en diversas labores, Camila resalta cuatro puntos importantes para elegir una vocación, ya sea la academia o algún oficio manual: 


  1. Explorar el interés, profundizar en él. Tantear qué emoción produce y hacer la pregunta, ¿qué significa ser/hacer esto?

  2. Experimentar este interés. Si, por ejemplo, tienes interés por la peluquería, lo más acertado es contactarte con una persona que conozca este oficio y, de esta manera, conocer el día a día de esta labor.


  1. Estudiar, ya sea de manera formal o informal, esta afición que puede convertirse en proyecto de vida. Pues el haber entendido de qué trata, podrás dedicar tiempo a este actividad sin remordimientos.

  2. Integrarte en sociedad desde tu profesión es el verdadero paso final según Camila, pues el impacto que puedes generar siempre será significativo, sea lo que practiques. “Si vas a ser peluquero, ¿cómo tratarás al agua? ¿qué manejo le darás a los químicos que utilices?”, reflexiona la comunicadora, señalando la importancia de cómo cada uno con un pequeño grano de arena puede ayudar a construir una sociedad mejor.


De la misma manera, Camila también aprendió que, por más que se pueda tener un interés en cierta profesión, nuestra labor no es lo único que nos define. Las transformaciones por las que queramos atravesar son infinitas, porque nadie más sino nosotros mismos podemos determinar cuándo hemos acabado de mutar. “Si sientes incomodidad en dónde estás, esa es la vida diciéndote que te comiences a mover”, afirma la gerente, “uno se puede rediseñar cuantas veces quiera”.


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Resaltamos la labor que realiza la mujer en el mundo. Buscamos a las mujeres que tienen una historia que contar para transmitirla a otras mujeres, estamos seguras que esa historia tiene la capacidad de impulsar y generar cambios positivos.


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