La industria tecnológica habla de IA como la nueva frontera. Pero lo que pocas veces se dice es quién está conduciendo esa conversación. Una de cada cinco mujeres que trabaja en tecnología en EE.UU. planea cambiar de empleo, impulsada por la promesa de dominar habilidades en IA generativa. ciodive.com

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En California, la historia agrega otro matiz: pese a que hace años se invirtieron millones para sumar mujeres al mundo STEM, los resultados apenas se movieron. SFGATE+1

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¿Qué significa esto? Primero, que la oportunidad está ahí —ya sea en nuevos roles, empresas que apuestan por talento diverso o iniciativas de innovación que requieren sensibilidad humana— pero también que el camino sigue siendo complicado. Segundo, que las mujeres no solo quieren subir; quieren transformar cómo se construye la tecnología.

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Un ejemplo es la forma en que muchas líderes en tecnología están combinando su expertise técnico con habilidades “blandas” como empatía, colaboración y ética. Según un artículo reciente, estas competencias están emergiendo como ventajas competitivas frente a la ola de IA. costar.com
Y es que la tecnología no se desarrolla en un vacío. Cuando se pregunta “¿qué problema estoy resolviendo?” una programación sin perspectiva humana queda coja. Y ahí es donde las mujeres traen valor real.

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En Silicon Valley y más allá, algunas mujeres aprovechan esta brecha para liderar con impacto. Mentoran, crean redes de apoyo, alzan la voz en foros donde antes no estaban. Pero también se enfrentan a estructuras lentas en cambiar: programas de diversidad aún no rinden los frutos esperados, las imágenes de liderazgo todavía escasean.

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La pregunta que nos queda: ¿cómo transformamos la línea de llegada en una pista de lanzamiento? Significa reimaginar la formación, la cultura de empresa, los sistemas de promoción. Significa poner la humanidad al centro de la innovación.
En este momento, cuando la IA empieza a marcar destino, la verdad es que no se trata solo de algoritmos. Se trata de quién los diseña, quién los valida, quién guía su uso. Y muchas mujeres están levantando la mano para hacerlo.