Khadija Amín, Una Mujer Afgana Periodista y Refugiada en España

November 9, 2021
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Khadija Amín, periodista y refugiada afgana de 28 años que llegó el pasado 23 de agosto a España. Actualmente reside en Salamanca, donde consiguió continuar sus estudios de periodismo: 


“Poder volver a la universidad me llena de esperanza, me hace ver la luz en medio de tanta incertidumbre, siempre ha sido mi sueño ser periodista y ver que puedo continuar este camino aquí me alivia un poco mi dolor”. Desde que llegó, dice, se mira al espejo y se sorprende porque no se reconoce.


Intenta comenzar de nuevo pese a todos los indelebles recuerdos de una vida difícil en su país natal, desde que el pasado 15 de agosto los talibanes entraron en Kabul y se hicieron con el control de Afganistán. “Mi día a día en España está bien y tengo mucha fe en todo lo que podré hacer por mi gente, pero me resulta insoportable estar tan lejos de los míos”, afirma.


Ahora su rutina se centra en las clases y en participar en eventos y conferencias para que la situación de su país no caiga en el olvido. Se encuentra en un limbo entre la esperanza por lo que viene y la tristeza de no poder tener a sus hijos cerca, ni siquiera poder contactar con ellos. “El problema no es solo ser afgana, sino también ser mujer”.


“Ella carga con el peso de ser mujer en su país: la casaron cuando cumplió los 18 años en un matrimonio de conveniencia. Su marido lo eligió su padre. “Estuve seis años en casa sin hacer nada, solo atendiendo a mi marido y a las necesidades de la casa”. Cuenta que, de repente, se dio cuenta de que ella podía ser mucho más que ama de casa. Entonces fue cuando decidió formarse en periodismo y se convirtió en el rostro de las noticias en la televisión pública afgana”. 


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Khadija Amín, periodista y refugiada afgana de 28 años que llegó el pasado 23 de agosto a España. Actualmente reside en Salamanca, donde consiguió continuar sus estudios de periodismo: 


“Poder volver a la universidad me llena de esperanza, me hace ver la luz en medio de tanta incertidumbre, siempre ha sido mi sueño ser periodista y ver que puedo continuar este camino aquí me alivia un poco mi dolor”. Desde que llegó, dice, se mira al espejo y se sorprende porque no se reconoce.


Intenta comenzar de nuevo pese a todos los indelebles recuerdos de una vida difícil en su país natal, desde que el pasado 15 de agosto los talibanes entraron en Kabul y se hicieron con el control de Afganistán. “Mi día a día en España está bien y tengo mucha fe en todo lo que podré hacer por mi gente, pero me resulta insoportable estar tan lejos de los míos”, afirma.


Ahora su rutina se centra en las clases y en participar en eventos y conferencias para que la situación de su país no caiga en el olvido. Se encuentra en un limbo entre la esperanza por lo que viene y la tristeza de no poder tener a sus hijos cerca, ni siquiera poder contactar con ellos. “El problema no es solo ser afgana, sino también ser mujer”.


“Ella carga con el peso de ser mujer en su país: la casaron cuando cumplió los 18 años en un matrimonio de conveniencia. Su marido lo eligió su padre. “Estuve seis años en casa sin hacer nada, solo atendiendo a mi marido y a las necesidades de la casa”. Cuenta que, de repente, se dio cuenta de que ella podía ser mucho más que ama de casa. Entonces fue cuando decidió formarse en periodismo y se convirtió en el rostro de las noticias en la televisión pública afgana”. 


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