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AHMED MOUSTAFA
“Las perversas escalas morales, son la mejor arma de manipulación de
las mentes débiles; te sientes culpable de no seguir los raseros del statu quo
y te encadenas voluntariamente a la falsa moralidad de un sistema corrupto y opresor, esperando algún día tu propia redención” 



Ojalá pudieras medirte con el mismo rasero que mides a otras personas, es muy fácil juzgar, criticar, señalar y fulminar con perversas escalas morales. Desde joven te enseñaron ciertos “valores” que asumiste como verdades incuestionables: la romanticidad del amor, que no es más que cierta cosificación patriarcal; la familia tradicional, que en ocasiones oculta escenas de violencia intrafamiliar; la ama de casa abnegada, que no es más que un producto del machismo; la obediencia al sistema, que no es más que una suerte de opresión; la hetero normatividad, que no es más que una forma de atacar lo divergente.


Amalaya, dejaras de usar las escalas morales para ocultarte tras ellas y criticar despiadadamente lo que no te gusta o le que es diferente: algunas personas defienden los valores familiares, pero maltratan sin piedad a las mujeres, los niños y niñas; otras alardean de su honestidad, pero no pierden la oportunidad para robar; unas más critican las luchas sociales, pero se benefician de sus logros y potenciales; otras se arrogan el título de “gente de bien”, pero discriminan y excluyen por doquier; unas más se dicen cristianas, pero apenas salen de la iglesia  pierden sus costumbres “sanas”;  y lo peor, otras utilizan el discurso de la moralidad pero realmente  encubren su perversidad.


Las perversas escalas morales solo sirven para perpetuar los prejuicios, estereotipos y patrones de una sociedad socarrona a la que le encanta disfrazar su propia miseria tras estos constructos socio culturales: el patriarcalismo usa la escala de los “valores femeninos” para cosificar a las mujeres;  la xenofobia usa la escala de los “valores nacionalistas” para excluir a las personas migrantes; la homofobia usa la escala de la “hetero normalidad”, para justificar los crímenes por prejuicio; el statu quo, usa la escala de “lo políticamente correcto” para perpetuar la opresión; la religión, usa la escala de “los valores monoteístas o politeístas” para demonizar la diferencia o la anti creencia; la justicia selectiva, utiliza la escala de “las clases sociales”, para aplicarla o desaplicarla de acuerdo a conveniencias políticas.


Estas escalas morales también pueden ser capitalistas o comunistas, incluso las utilizan las corrientes de izquierda, derecha y centro. Entre las tres se acusan de crímenes de lesa humanidad; la izquierda, señala a la derecha; la derecha, inculpa a la izquierda; el centro, responsabiliza a las dos;  y las dos, atacan al centro.  Es un círculo vicioso de manipulación de “valores” tras los cuales se esconden intereses de poder bajo perversos raseros morales; la izquierda, se asume como “altruista”, la derecha, como “justiciera” y el centro, como “salvador”. 


Así mismo, el capitalismo te hace creer que mientras más se tenga más feliz se es, se trata de una escala de valores salvajes en la que la persona que más acumula riquezas se cree mejor o superior que aquella que vive en la pobreza. Es tan absurdo, que criminalizan la miseria. Además, el comunismo no escapa a estos perversos raseros, históricamente, utilizaron una escala moral, basada en la expresión: “en el paraíso de la URSS, no existe maldad” y con este lema pretendían negar la criminalidad, las altas tasas de violencia e incluso la existencia de asesinos en serie como el necrófilo que destruyó durante la década de los setenta y ochenta el paraíso de Stalin, demostrando que en el comunismo también se pueden gestar despreciables criminales como Andrei Chikatilo.


Esta sociedad es atravesada por perversas escalas morales, las vemos en todas partes, a nivel macro y micro, que fácil es esconderse detrás de estos grados moralistas para reducir la vida misma a lo que exige el sistema o a expectativas de lo que otros y otras esperan de ti o de mí. La vida no puede ser un cúmulo de códigos morales creados para reprimir libertades y mantener las cadenas de una opresión sustentada en ideas preconcebidas y convenientes “del bien y el mal”. Las verdaderas escalas morales, son aquellas que no hacen daño a nadie,  respetan las diferencias, no viven de apariencias y te hacen feliz sin herir a ninguna forma de vida.


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AHMED MOUSTAFA
“Las perversas escalas morales, son la mejor arma de manipulación de
las mentes débiles; te sientes culpable de no seguir los raseros del statu quo
y te encadenas voluntariamente a la falsa moralidad de un sistema corrupto y opresor, esperando algún día tu propia redención” 



Ojalá pudieras medirte con el mismo rasero que mides a otras personas, es muy fácil juzgar, criticar, señalar y fulminar con perversas escalas morales. Desde joven te enseñaron ciertos “valores” que asumiste como verdades incuestionables: la romanticidad del amor, que no es más que cierta cosificación patriarcal; la familia tradicional, que en ocasiones oculta escenas de violencia intrafamiliar; la ama de casa abnegada, que no es más que un producto del machismo; la obediencia al sistema, que no es más que una suerte de opresión; la hetero normatividad, que no es más que una forma de atacar lo divergente.


Amalaya, dejaras de usar las escalas morales para ocultarte tras ellas y criticar despiadadamente lo que no te gusta o le que es diferente: algunas personas defienden los valores familiares, pero maltratan sin piedad a las mujeres, los niños y niñas; otras alardean de su honestidad, pero no pierden la oportunidad para robar; unas más critican las luchas sociales, pero se benefician de sus logros y potenciales; otras se arrogan el título de “gente de bien”, pero discriminan y excluyen por doquier; unas más se dicen cristianas, pero apenas salen de la iglesia  pierden sus costumbres “sanas”;  y lo peor, otras utilizan el discurso de la moralidad pero realmente  encubren su perversidad.


Las perversas escalas morales solo sirven para perpetuar los prejuicios, estereotipos y patrones de una sociedad socarrona a la que le encanta disfrazar su propia miseria tras estos constructos socio culturales: el patriarcalismo usa la escala de los “valores femeninos” para cosificar a las mujeres;  la xenofobia usa la escala de los “valores nacionalistas” para excluir a las personas migrantes; la homofobia usa la escala de la “hetero normalidad”, para justificar los crímenes por prejuicio; el statu quo, usa la escala de “lo políticamente correcto” para perpetuar la opresión; la religión, usa la escala de “los valores monoteístas o politeístas” para demonizar la diferencia o la anti creencia; la justicia selectiva, utiliza la escala de “las clases sociales”, para aplicarla o desaplicarla de acuerdo a conveniencias políticas.


Estas escalas morales también pueden ser capitalistas o comunistas, incluso las utilizan las corrientes de izquierda, derecha y centro. Entre las tres se acusan de crímenes de lesa humanidad; la izquierda, señala a la derecha; la derecha, inculpa a la izquierda; el centro, responsabiliza a las dos;  y las dos, atacan al centro.  Es un círculo vicioso de manipulación de “valores” tras los cuales se esconden intereses de poder bajo perversos raseros morales; la izquierda, se asume como “altruista”, la derecha, como “justiciera” y el centro, como “salvador”. 


Así mismo, el capitalismo te hace creer que mientras más se tenga más feliz se es, se trata de una escala de valores salvajes en la que la persona que más acumula riquezas se cree mejor o superior que aquella que vive en la pobreza. Es tan absurdo, que criminalizan la miseria. Además, el comunismo no escapa a estos perversos raseros, históricamente, utilizaron una escala moral, basada en la expresión: “en el paraíso de la URSS, no existe maldad” y con este lema pretendían negar la criminalidad, las altas tasas de violencia e incluso la existencia de asesinos en serie como el necrófilo que destruyó durante la década de los setenta y ochenta el paraíso de Stalin, demostrando que en el comunismo también se pueden gestar despreciables criminales como Andrei Chikatilo.


Esta sociedad es atravesada por perversas escalas morales, las vemos en todas partes, a nivel macro y micro, que fácil es esconderse detrás de estos grados moralistas para reducir la vida misma a lo que exige el sistema o a expectativas de lo que otros y otras esperan de ti o de mí. La vida no puede ser un cúmulo de códigos morales creados para reprimir libertades y mantener las cadenas de una opresión sustentada en ideas preconcebidas y convenientes “del bien y el mal”. Las verdaderas escalas morales, son aquellas que no hacen daño a nadie,  respetan las diferencias, no viven de apariencias y te hacen feliz sin herir a ninguna forma de vida.


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