Me He Convertido en la Muerte: Destructores de Mundos

January 30, 2021
Columna
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Nick Bondarev
“Vishnu trata de persuadir al Príncipe 
de que debe cumplir su obligación y, 
para impresionarlo, toma su forma 
de muchos brazos y dice:
Ahora me he convertido en la Muerte,
El destructor de mundos”
Oppenheimer - frase del libro sagrado hindú Bhagavad Gita (1)


La Trimurti Científica: Brahma, Vishnu y Shiva


¿Cómo fue que pacifistas y personas de ciencia como Oppenhaimer, Lisa Meitner, Einstein y Elda Emma, pasaron a ser destructores de mundos?


Estados Unidos, década de los cuarenta, Einstein en la cima de la ciencia, junto a Oppenhaimer y Elda, fueron un trío de genios que se cruzaron sin saber y sin querer en la historia de la operación Manhattan: La catástrofe de la bomba atómica. Además, en estas historias también se cruza la de la pacifista Lisa Meitner, quien fue considerada la madre de la bomba atómica por sus investigaciones en física nuclear que precedieron lo sucedido en el año de 1945. Ella, también observó con dolor cómo sus estudios contribuyeron a lo que pasó en Hiroshima y Nagasaki y dijo: “no estudié física para fabricar una bomba”


Estas personalidades se asemejan a la trimurti hindú, con la capacidad de crear, conservar y destruir. Sin duda, estas brillantes mentes no quisieron nunca convertirse en el vehículo de armas de devastación masiva, por ello, como el discípulo Arjuna, aprendieron una gran enseñanza del dios Krishna: “el deber que tenemos de enfrentarnos a nuestros propios miedos”  A continuación, os cuento tres lecciones de tres personajes que en 1945  protagonizan de forma directa  la operación Manhattan.


Enseñanzas de Krishna a sus Arjunas: Einstein, Oppenhaimer y Elda Emma


Primera enseñanza: “La Tristeza por las Consecuencias de la Guerra” por Einstein. 


Einstein, sentado en la cima del mundo, descubrió E=mc² en ese mismo momento pensó “hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro”, él mismo, experimentó la estupidez con la que puede actuar el ingenio humano. Su famosa ecuación sin quererlo fue utilizada tiempo después para crear la bomba atómica. 


Pero hubo algo que sin duda  lo atormentó más el resto de su existencia, un buen día en los albores del dominio Nazi, escribió una carta junto a su amigo el científico húngaro Szilárd, esta fue firmada sólo por Einstein. En la misiva  advierte a Rooselvet presidente de Estados Unidos que debía adelantarse al arma nuclear de la Alemania de Hitler. Esta carta se movilizó por el miedo al poderío alemán.


El documento fue el impulso de la operación Trinity: la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima y Nagasaki. Fue más que una carta, fue la semilla del convencimiento para el lanzamiento de esta poderosa arma. Tiempo después y hasta antes de su muerte, Einstein vivió con el arrepentimiento, supo que nunca debió firmar esa carta. Fue grande su tristeza por las consecuencias de la guerra.


Por ello, cuando le preguntaron sobre un arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica sugirió la mejor de todas: LA PAZ.  Y además, pronunció una frase que jamás debemos olvidar: “El problema de la humanidad no está en la bomba atómica sino en el corazón de los hombres y mujeres”. Einstein, nos invitó a recordar que “somos arquitectos y arquitectas de nuestro propio destino”


Segunda enseñanza: “Acción y Renuncia” por  Oppenhaimer


Un genio fue reclutado para la operación Manhattan, todo estaba dispuesto para que el mundo viera el poder del ingenio humano ligado a la devastación nuclear. Se trató de Oppenhaimer, un físico estadoudinense de origen judío, que pasó de ser un profesor reconocido al padre de la bomba atómica, así como Lisa Meitner pacifista fue considerada la madre de esta tenebrosa arma. Un título que no quisieron tener.


Él, vivió sus noches y sus días en un pequeño espacio, a su mente atormentada llegaron toda clase de ideas, estas parecían susurradas por el mismo dios de la muerte. El poder del ingenio que le había sido otorgado estalló en Hiroshima y Nagasaki en el año de 1945, una bomba atómica fue el resultado de su participación en la prueba Trinity.  


En los días siguientes, las imágenes de cadáveres de miles de personas, hombres, mujeres, niños y niñas inocentes, perturbaron su alma, fue cuando pronunció la frase: “Me he convertido en la muerte: el destructor de mundos” ello, le valió ser acusado de comunista, nada distante a lo que pasa en la actualidad. En Colombia, por ejemplo, quien defiende la paz es calificado o calificada  como “comunista o castrochavista”, la misma Lisa Meitner vivió en el exilio durante el régimen de Hitler.


Oppenhaimer, sabía que no podía retroceder, el dios de la muerte se había impuesto, pero en adelante luchó contra la guerra nuclear, aquella de la que no pudo rehuir en su momento. Ya no escuchó a Shiva ni a Vishnu sino a Brahma y se proclamó apóstol del desarme nuclear. Acción y renuncia. Siguió las enseñanzas de Krishna: “Corta la duda ignorante en tu corazón con la espada del auto conocimiento. Observa tu disciplina. Levántate”.


Tercera enseñanza: “Alcanzando la Salvación” por  Elda Emma Anderson


Elda Emma, siempre quiso ser profesora en un jardín pero el destino la llevó a ser una científica clave al igual que Oppenhaimer en la operación Trinity, lo cual, sin duda, marcó un antes y un después en la vida de esta prominente mujer. Un día, preparó una muestra de Uranio-235 y supo que este era capaz de causar una reacción en cadena, fue uno de los componentes de la bomba atómica.


Ella se retiró del proyecto Manhattan antes de la tragedia en Hiroshima y Nagasaki. Al igual que el mundo vió cómo el 06 de agosto del año 1945 una mañana tranquila fue interrumpida por un estallido en el cielo que causó la muerte de miles de personas, este relámpago fatal fue algo que tal vez Elda Emma quiso olvidar, por ello, dedicó su vida al estudio de los efectos de la radiación en la salud y se convirtió en jefe de educación de la división de física de la salud, fue su acto de contrición para alcanzar la salvación. Además, ella junto a Lisa Meitner entraron al mundo de las científicas con las que la historia tiene la deuda del reconocimiento por sus aportes a la ciencia.


Cuarta enseñanza: “La explicación de las propiedades divinas y demoníacas” por Krishna


Tres genios, tres historias, formaron una trimurti científica con un punto en común: la divina contrición, contraria al arrepentimiento que no sienten los países que hoy casi ochenta años después continúan con esta carrera para convertirse en destructores de mundos. Países como Estados Unidos y Rusia concentran el 92% del armamento nuclear, parece que ellos siguen escuchando el susurro de Vishnu que los convence de que deben ir a la guerra, guiados por la destrucción del dios Shiva. 


Desde sus tumbas Einstein, Oppenhaimer y Elda, se lamentan de la estupidez humana y seguro están de acuerdo con la advertencia brahmánica de Noam Chomsky sobre las consecuencias del coronavirus y los dos desafíos que enfrentamos como sociedad: “el calentamiento global y la guerra nuclear”, dos propiedades demoníacas, que sólo pueden ser reducidas con propiedades divinas: En 2021 Estados Unidos y Rusia acuerdan prolongar por cinco años más el tratado de desarme nuclear New START, que expiraba el 20 de febrero. Es un paso importante.


A todos los países que insisten en la guerra nuclear y en cualquier guerra, Albert Enstein les dice: “La diferencia entre estupidez y genialidad, es que la genialidad tiene sus límites” y además la brillante Lisa Meitner les advierte: ¡No debéis culparnos a las científicas y los científicos por el uso para la guerra que los técnicos han hecho de nuestros descubrimientos!


Reflexiones para Arjunas: "No hay conocimiento posible para quien no logra esta paz, pues sin paz no hay serenidad, y cuando ésta falta, ¿cómo puede haber sabiduría?" Bhagavad Gita




  1. Nota: esta columna se basa en la frase de Oppenhaimer: “me he convertido en la muerte: soy un destructor de mundos” extraída del libro sagrado hindú Bhagavad Gita, un poema en forma de diálogo entre el dios Krishna y su discípulo Arjuna, forma parte de la obra épica Mahabharata. Tanto Einstein como Oppenhaimer reconocen el valor de este libro sagrado. Hasta cuenta la historia que Einstein tenía consigo una copia de este escrito del que dijo: “ante el Gita, todo lo demás parece tan superfluo”. Cada enseñanza de esta columna es una humilde analogía ucrónica con algunos de los capítulos del Gita.

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“Vishnu trata de persuadir al Príncipe 
de que debe cumplir su obligación y, 
para impresionarlo, toma su forma 
de muchos brazos y dice:
Ahora me he convertido en la Muerte,
El destructor de mundos”
Oppenheimer - frase del libro sagrado hindú Bhagavad Gita (1)


La Trimurti Científica: Brahma, Vishnu y Shiva


¿Cómo fue que pacifistas y personas de ciencia como Oppenhaimer, Lisa Meitner, Einstein y Elda Emma, pasaron a ser destructores de mundos?


Estados Unidos, década de los cuarenta, Einstein en la cima de la ciencia, junto a Oppenhaimer y Elda, fueron un trío de genios que se cruzaron sin saber y sin querer en la historia de la operación Manhattan: La catástrofe de la bomba atómica. Además, en estas historias también se cruza la de la pacifista Lisa Meitner, quien fue considerada la madre de la bomba atómica por sus investigaciones en física nuclear que precedieron lo sucedido en el año de 1945. Ella, también observó con dolor cómo sus estudios contribuyeron a lo que pasó en Hiroshima y Nagasaki y dijo: “no estudié física para fabricar una bomba”


Estas personalidades se asemejan a la trimurti hindú, con la capacidad de crear, conservar y destruir. Sin duda, estas brillantes mentes no quisieron nunca convertirse en el vehículo de armas de devastación masiva, por ello, como el discípulo Arjuna, aprendieron una gran enseñanza del dios Krishna: “el deber que tenemos de enfrentarnos a nuestros propios miedos”  A continuación, os cuento tres lecciones de tres personajes que en 1945  protagonizan de forma directa  la operación Manhattan.


Enseñanzas de Krishna a sus Arjunas: Einstein, Oppenhaimer y Elda Emma


Primera enseñanza: “La Tristeza por las Consecuencias de la Guerra” por Einstein. 


Einstein, sentado en la cima del mundo, descubrió E=mc² en ese mismo momento pensó “hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro”, él mismo, experimentó la estupidez con la que puede actuar el ingenio humano. Su famosa ecuación sin quererlo fue utilizada tiempo después para crear la bomba atómica. 


Pero hubo algo que sin duda  lo atormentó más el resto de su existencia, un buen día en los albores del dominio Nazi, escribió una carta junto a su amigo el científico húngaro Szilárd, esta fue firmada sólo por Einstein. En la misiva  advierte a Rooselvet presidente de Estados Unidos que debía adelantarse al arma nuclear de la Alemania de Hitler. Esta carta se movilizó por el miedo al poderío alemán.


El documento fue el impulso de la operación Trinity: la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima y Nagasaki. Fue más que una carta, fue la semilla del convencimiento para el lanzamiento de esta poderosa arma. Tiempo después y hasta antes de su muerte, Einstein vivió con el arrepentimiento, supo que nunca debió firmar esa carta. Fue grande su tristeza por las consecuencias de la guerra.


Por ello, cuando le preguntaron sobre un arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica sugirió la mejor de todas: LA PAZ.  Y además, pronunció una frase que jamás debemos olvidar: “El problema de la humanidad no está en la bomba atómica sino en el corazón de los hombres y mujeres”. Einstein, nos invitó a recordar que “somos arquitectos y arquitectas de nuestro propio destino”


Segunda enseñanza: “Acción y Renuncia” por  Oppenhaimer


Un genio fue reclutado para la operación Manhattan, todo estaba dispuesto para que el mundo viera el poder del ingenio humano ligado a la devastación nuclear. Se trató de Oppenhaimer, un físico estadoudinense de origen judío, que pasó de ser un profesor reconocido al padre de la bomba atómica, así como Lisa Meitner pacifista fue considerada la madre de esta tenebrosa arma. Un título que no quisieron tener.


Él, vivió sus noches y sus días en un pequeño espacio, a su mente atormentada llegaron toda clase de ideas, estas parecían susurradas por el mismo dios de la muerte. El poder del ingenio que le había sido otorgado estalló en Hiroshima y Nagasaki en el año de 1945, una bomba atómica fue el resultado de su participación en la prueba Trinity.  


En los días siguientes, las imágenes de cadáveres de miles de personas, hombres, mujeres, niños y niñas inocentes, perturbaron su alma, fue cuando pronunció la frase: “Me he convertido en la muerte: el destructor de mundos” ello, le valió ser acusado de comunista, nada distante a lo que pasa en la actualidad. En Colombia, por ejemplo, quien defiende la paz es calificado o calificada  como “comunista o castrochavista”, la misma Lisa Meitner vivió en el exilio durante el régimen de Hitler.


Oppenhaimer, sabía que no podía retroceder, el dios de la muerte se había impuesto, pero en adelante luchó contra la guerra nuclear, aquella de la que no pudo rehuir en su momento. Ya no escuchó a Shiva ni a Vishnu sino a Brahma y se proclamó apóstol del desarme nuclear. Acción y renuncia. Siguió las enseñanzas de Krishna: “Corta la duda ignorante en tu corazón con la espada del auto conocimiento. Observa tu disciplina. Levántate”.


Tercera enseñanza: “Alcanzando la Salvación” por  Elda Emma Anderson


Elda Emma, siempre quiso ser profesora en un jardín pero el destino la llevó a ser una científica clave al igual que Oppenhaimer en la operación Trinity, lo cual, sin duda, marcó un antes y un después en la vida de esta prominente mujer. Un día, preparó una muestra de Uranio-235 y supo que este era capaz de causar una reacción en cadena, fue uno de los componentes de la bomba atómica.


Ella se retiró del proyecto Manhattan antes de la tragedia en Hiroshima y Nagasaki. Al igual que el mundo vió cómo el 06 de agosto del año 1945 una mañana tranquila fue interrumpida por un estallido en el cielo que causó la muerte de miles de personas, este relámpago fatal fue algo que tal vez Elda Emma quiso olvidar, por ello, dedicó su vida al estudio de los efectos de la radiación en la salud y se convirtió en jefe de educación de la división de física de la salud, fue su acto de contrición para alcanzar la salvación. Además, ella junto a Lisa Meitner entraron al mundo de las científicas con las que la historia tiene la deuda del reconocimiento por sus aportes a la ciencia.


Cuarta enseñanza: “La explicación de las propiedades divinas y demoníacas” por Krishna


Tres genios, tres historias, formaron una trimurti científica con un punto en común: la divina contrición, contraria al arrepentimiento que no sienten los países que hoy casi ochenta años después continúan con esta carrera para convertirse en destructores de mundos. Países como Estados Unidos y Rusia concentran el 92% del armamento nuclear, parece que ellos siguen escuchando el susurro de Vishnu que los convence de que deben ir a la guerra, guiados por la destrucción del dios Shiva. 


Desde sus tumbas Einstein, Oppenhaimer y Elda, se lamentan de la estupidez humana y seguro están de acuerdo con la advertencia brahmánica de Noam Chomsky sobre las consecuencias del coronavirus y los dos desafíos que enfrentamos como sociedad: “el calentamiento global y la guerra nuclear”, dos propiedades demoníacas, que sólo pueden ser reducidas con propiedades divinas: En 2021 Estados Unidos y Rusia acuerdan prolongar por cinco años más el tratado de desarme nuclear New START, que expiraba el 20 de febrero. Es un paso importante.


A todos los países que insisten en la guerra nuclear y en cualquier guerra, Albert Enstein les dice: “La diferencia entre estupidez y genialidad, es que la genialidad tiene sus límites” y además la brillante Lisa Meitner les advierte: ¡No debéis culparnos a las científicas y los científicos por el uso para la guerra que los técnicos han hecho de nuestros descubrimientos!


Reflexiones para Arjunas: "No hay conocimiento posible para quien no logra esta paz, pues sin paz no hay serenidad, y cuando ésta falta, ¿cómo puede haber sabiduría?" Bhagavad Gita




  1. Nota: esta columna se basa en la frase de Oppenhaimer: “me he convertido en la muerte: soy un destructor de mundos” extraída del libro sagrado hindú Bhagavad Gita, un poema en forma de diálogo entre el dios Krishna y su discípulo Arjuna, forma parte de la obra épica Mahabharata. Tanto Einstein como Oppenhaimer reconocen el valor de este libro sagrado. Hasta cuenta la historia que Einstein tenía consigo una copia de este escrito del que dijo: “ante el Gita, todo lo demás parece tan superfluo”. Cada enseñanza de esta columna es una humilde analogía ucrónica con algunos de los capítulos del Gita.

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