Mujer, Equidad y Salud: los Retos para una Colombia Más Próspera

December 15, 2021
Columna
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Foto de Alba Anguela en Pexels

“Hemos llegado” fue la frase que pronunció Diana Trujillo, líder de la misión Curiosity de la NASA, anunciando al mundo el aterrizaje en Marte del robot Perseverance, lo cual además de ser una coincidencia excepcional, es el símbolo inspirador de ese sentido de propósito que literalmente rompe fronteras y abre caminos. 

Las mujeres colombianas son una fuerza transformadora que crea presente y construye futuro, no solo por tener el 51.2% de la participación poblacional sostenida hasta el 2070 según reporta el DANE; sino por su papel innegable como generadoras de entornos saludables y dinamizadoras del desarrollo social y económico del país. Por lo tanto, la reivindicación de su rol en la sociedad, la garantía y protección de sus derechos, la generación de condiciones que propendan por su integridad, bienestar, estado de salud y equidad de género son factores sine qua non para romper los círculos de pobreza y violencia, al igual que para potenciar la competitividad del país, más aún en la senda de recuperación que debemos continuar caminando.

Colombia ha dado pasos muy importantes, como el CONPES Social 161 de 2013 que define la Política Pública Nacional de Equidad de Género liderado desde la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, al igual que las recientes seis leyes promulgadas que promueven oportunidades, emprendimiento y equidad de género, generando un entorno favorable para la mujer donde “el 50% del presupuesto social del país se dirige a las mujeres colombianas”, como lo señaló el Presidente Duque. 

No obstante, persisten importantes desafíos en términos de igualdad de género que, tras superar los picos de la pandemia, se han visto acrecentados. La brecha de género en el mercado laboral colombiano es evidente y la coyuntura de la pandemia ha generado un retroceso en los avances que venía alcanzando el país. Las mujeres han afrontado importantes retos en la reubicación laboral, en la pérdida en su empleo y en sus ingresos. En agosto 2021, el DANE reportó que la tasa de desempleo, aunque ha disminuido frente a meses anteriores, fue del 16.4% para las mujeres y del 9.4% para los hombres.

Una de las tantas lecciones que nos ha dejado la pandemia es que no hay tal disyuntiva entre salud y economía, por lo tanto, analizar cómo se está garantizando la atención en salud con calidad , igualdad y oportunidad conducente a generar mujeres que a lo largo de su ciclo de vida, independiente de si viven en cabeceras municipales o en zonas rurales dispersas, estén en el mejor estado de salud posible, ya que esto adicionalmente genera palancas de crecimiento sumamente poderosas y contundentes. 

Tan es así que las Naciones Unidades reconocen que no puede haber desarrollo sostenible sin igualdad de género, lo cual permea los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, sin excepción. Si profundizamos solo en el número 3, salud y bienestar, vemos indicadores preocupantes en Colombia, como el aumento del 36.3% en muertes maternas con relación al 2019, muchas de ellas prevenibles, cada una de esas muertes nos duele como sociedad y nos debe hacer reflexionar como país. 

En prevención de embarazo en niñas y adolescentes el DANE el pasado 26 de septiembre publicó un aumento del 22% en los embarazos de niñas menores de 14 años y del 6.3% en adolescentes entre 14 y 19 años comparando el II trimestre de 2021 vs 2020, con una tasa de fecundidad superior en centros poblados y rurales dispersos vs cabeceras municipales. Lo anterior se traduce en complejos impactos sociales como un 81.3% de madres adolescentes de 15 a 19 años en zonas rurales que en 2018 no asistían a centros educativos. Esto con un contundente impacto económico del embarazo adolescente que solo en el régimen contributivo (48% de la población) en 2018 fue de $12.045 millones de pesos al año destinado a cuidados prenatales, parto, cuidados postnatales y del recién nacido según lo reportado en el estudio Milena del Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas.  

Como hombre reconozco que tenemos una deuda social histórica con las mujeres, niñas, adolescentes, adultas y adultas mayores en todo el territorio nacional. Reducir las brechas de género en Colombia debe ser un compromiso de todos, vamos en camino, aún no hemos llegado.  Los invito a conectarse con iniciativas como Mpodera, un movimiento que trabaja para que cada vez más mujeres cumplan sus metas en el sector salud.

Por último, cierro con estas palabras inspiradoras de Diana Trujillo publicadas en sus redes al recibir la Cruz de Boyacá el pasado 16 de marzo de 2021: “Nada de esto hubiese pasado si no fuera por las mujeres berracas que vinieron primero y antes de mí. A todas las mujeres que se atrevieron, que no se quedaron quietas, que la dieron toda. A ustedes gracias por abrir el camino. Este honor es de ustedes también. Juntos perseveramos

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“Hemos llegado” fue la frase que pronunció Diana Trujillo, líder de la misión Curiosity de la NASA, anunciando al mundo el aterrizaje en Marte del robot Perseverance, lo cual además de ser una coincidencia excepcional, es el símbolo inspirador de ese sentido de propósito que literalmente rompe fronteras y abre caminos. 

Las mujeres colombianas son una fuerza transformadora que crea presente y construye futuro, no solo por tener el 51.2% de la participación poblacional sostenida hasta el 2070 según reporta el DANE; sino por su papel innegable como generadoras de entornos saludables y dinamizadoras del desarrollo social y económico del país. Por lo tanto, la reivindicación de su rol en la sociedad, la garantía y protección de sus derechos, la generación de condiciones que propendan por su integridad, bienestar, estado de salud y equidad de género son factores sine qua non para romper los círculos de pobreza y violencia, al igual que para potenciar la competitividad del país, más aún en la senda de recuperación que debemos continuar caminando.

Colombia ha dado pasos muy importantes, como el CONPES Social 161 de 2013 que define la Política Pública Nacional de Equidad de Género liderado desde la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, al igual que las recientes seis leyes promulgadas que promueven oportunidades, emprendimiento y equidad de género, generando un entorno favorable para la mujer donde “el 50% del presupuesto social del país se dirige a las mujeres colombianas”, como lo señaló el Presidente Duque. 

No obstante, persisten importantes desafíos en términos de igualdad de género que, tras superar los picos de la pandemia, se han visto acrecentados. La brecha de género en el mercado laboral colombiano es evidente y la coyuntura de la pandemia ha generado un retroceso en los avances que venía alcanzando el país. Las mujeres han afrontado importantes retos en la reubicación laboral, en la pérdida en su empleo y en sus ingresos. En agosto 2021, el DANE reportó que la tasa de desempleo, aunque ha disminuido frente a meses anteriores, fue del 16.4% para las mujeres y del 9.4% para los hombres.

Una de las tantas lecciones que nos ha dejado la pandemia es que no hay tal disyuntiva entre salud y economía, por lo tanto, analizar cómo se está garantizando la atención en salud con calidad , igualdad y oportunidad conducente a generar mujeres que a lo largo de su ciclo de vida, independiente de si viven en cabeceras municipales o en zonas rurales dispersas, estén en el mejor estado de salud posible, ya que esto adicionalmente genera palancas de crecimiento sumamente poderosas y contundentes. 

Tan es así que las Naciones Unidades reconocen que no puede haber desarrollo sostenible sin igualdad de género, lo cual permea los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, sin excepción. Si profundizamos solo en el número 3, salud y bienestar, vemos indicadores preocupantes en Colombia, como el aumento del 36.3% en muertes maternas con relación al 2019, muchas de ellas prevenibles, cada una de esas muertes nos duele como sociedad y nos debe hacer reflexionar como país. 

En prevención de embarazo en niñas y adolescentes el DANE el pasado 26 de septiembre publicó un aumento del 22% en los embarazos de niñas menores de 14 años y del 6.3% en adolescentes entre 14 y 19 años comparando el II trimestre de 2021 vs 2020, con una tasa de fecundidad superior en centros poblados y rurales dispersos vs cabeceras municipales. Lo anterior se traduce en complejos impactos sociales como un 81.3% de madres adolescentes de 15 a 19 años en zonas rurales que en 2018 no asistían a centros educativos. Esto con un contundente impacto económico del embarazo adolescente que solo en el régimen contributivo (48% de la población) en 2018 fue de $12.045 millones de pesos al año destinado a cuidados prenatales, parto, cuidados postnatales y del recién nacido según lo reportado en el estudio Milena del Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas.  

Como hombre reconozco que tenemos una deuda social histórica con las mujeres, niñas, adolescentes, adultas y adultas mayores en todo el territorio nacional. Reducir las brechas de género en Colombia debe ser un compromiso de todos, vamos en camino, aún no hemos llegado.  Los invito a conectarse con iniciativas como Mpodera, un movimiento que trabaja para que cada vez más mujeres cumplan sus metas en el sector salud.

Por último, cierro con estas palabras inspiradoras de Diana Trujillo publicadas en sus redes al recibir la Cruz de Boyacá el pasado 16 de marzo de 2021: “Nada de esto hubiese pasado si no fuera por las mujeres berracas que vinieron primero y antes de mí. A todas las mujeres que se atrevieron, que no se quedaron quietas, que la dieron toda. A ustedes gracias por abrir el camino. Este honor es de ustedes también. Juntos perseveramos

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