Pensar Sin Miedo, Marchar Sin Miedo

November 29, 2021
Columna
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Jenifer Barrero - Revista Level

Las marchas pacíficas que se han visto a lo largo del país desde el 21N, los cacerolazos, la indignación, el aire de resistencia y la sensación de un despertar no deben ser opacados por los hechos violentos ocurridos en las horas de la noche en ciudades como Cali, Manizales, Bogotá… Este es un llamado a la calma y a la razón, el miedo nunca es buen consejero. El miedo lleva a una vulnerabilidad bajo la cual sociedades enteras entregan derechos individuales al Estado para que este les salve según lo establecido en el contrato social, basta con mirar la guerra contra el terrorismo en EEUU después del 9/11. Desafortunadamente, en este caso, ni este Gobierno, ni este Congreso han demostrado estar a la altura de los estándares de representatividad. Se ha visto cómo personajes de todas las gamas políticas han intentando atribuirse victorias personales por las marchas o por las medidas de seguridad por medio de lenguajes discretos, implícitos y hasta directos. 


Lo que quiere decir, que no hay la suficiente confianza para entregarles los derechos civiles, sociales, políticos y económicos para que los salvaguarden en tiempo de “crisis”. En principio porque ni siquiera se tiene certeza de la naturaleza de la crisis de seguridad, y segundo, porque no necesariamente van a devolver esos derechos una vez pase el pánico colectivo que vivieron tantos anoche. Que estas marchas no sirvan para entregarle a Duque una carta blanca, hay que evitar a toda costa que se declare estado de conmoción interior. La resistencia pacífica debe seguir intacta, la fe en que estamos empezando a ver más lo que nos une que lo que nos diferencia debe seguir creciendo, pues no hay peor mal en una sociedad que la indiferencia. 


La violencia solo trae más violencia, pero la lucha no-violenta también tiene un orden y una estructura. Salir a marchar es tan solo un primer paso, la manifestación en sí misma manda un mensaje, aunque como hecho aislado tiene pocas posibilidades de conquistar los cambios estructurales que se exigen. Basta con mirar el Movimiento por los Derechos Civiles de Martin Luther King Jr. Las sentadas, los boicots (ej. dejar de usar los buses porque en ellos debían sentarse los ciudadanos blancos separados de los negros), los campamentos, y claro, la continuidad de las marchas pacíficas y organizadas. No es novedoso que la Policía haga un uso desmedido de la fuerza, y es precisamente esa provocación a la que no se puede sucumbir ni permitir que sea el motivo para apaciguar las miles de voces inconformes que claman a gritos un cambio.   


Manifestémonos sin miedo, cuidándonos unos a otros como hermanos, juntos, porque así somos más fuertes. Organicémonos, busquemos acciones alternativas para llamar la atención, como ciudadanos y consumidores tenemos un poder inagotable. Es momento de recibir la creatividad y aprovechar las redes sociales para protegernos, sin exponernos a caer bajo el yugo de las estrategias macabras que parecen estar buscando la ilegitimidad del Paro Nacional. El Paro debe seguir, ya empezamos, no desfallezcamos hasta ver progreso y compromiso con el diálogo, de otra manera tendremos que empezar de nuevo en un futuro tal vez no muy lejano. Tampoco se trata del diálogo por el diálogo, se trata de encontrar medidas viables con los marcos institucionales y legales que tenemos. De otra manera las soluciones podrían resultar empeorando las condiciones económicas y sociales a largo plazo, y si esto pasa, la respuesta sería que fue lo que pedimos. Hagamos nuestro mayor esfuerzo para pensar sin miedo, exigir sin miedo, marchar sin miedo, y organizarnos sin miedo, para ver si algún día logramos vivir sin miedo.

Pensar Sin Miedo, Marchar Sin Miedo

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November 24, 2019

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Jenifer Barrero - Revista Level

Las marchas pacíficas que se han visto a lo largo del país desde el 21N, los cacerolazos, la indignación, el aire de resistencia y la sensación de un despertar no deben ser opacados por los hechos violentos ocurridos en las horas de la noche en ciudades como Cali, Manizales, Bogotá… Este es un llamado a la calma y a la razón, el miedo nunca es buen consejero. El miedo lleva a una vulnerabilidad bajo la cual sociedades enteras entregan derechos individuales al Estado para que este les salve según lo establecido en el contrato social, basta con mirar la guerra contra el terrorismo en EEUU después del 9/11. Desafortunadamente, en este caso, ni este Gobierno, ni este Congreso han demostrado estar a la altura de los estándares de representatividad. Se ha visto cómo personajes de todas las gamas políticas han intentando atribuirse victorias personales por las marchas o por las medidas de seguridad por medio de lenguajes discretos, implícitos y hasta directos. 


Lo que quiere decir, que no hay la suficiente confianza para entregarles los derechos civiles, sociales, políticos y económicos para que los salvaguarden en tiempo de “crisis”. En principio porque ni siquiera se tiene certeza de la naturaleza de la crisis de seguridad, y segundo, porque no necesariamente van a devolver esos derechos una vez pase el pánico colectivo que vivieron tantos anoche. Que estas marchas no sirvan para entregarle a Duque una carta blanca, hay que evitar a toda costa que se declare estado de conmoción interior. La resistencia pacífica debe seguir intacta, la fe en que estamos empezando a ver más lo que nos une que lo que nos diferencia debe seguir creciendo, pues no hay peor mal en una sociedad que la indiferencia. 


La violencia solo trae más violencia, pero la lucha no-violenta también tiene un orden y una estructura. Salir a marchar es tan solo un primer paso, la manifestación en sí misma manda un mensaje, aunque como hecho aislado tiene pocas posibilidades de conquistar los cambios estructurales que se exigen. Basta con mirar el Movimiento por los Derechos Civiles de Martin Luther King Jr. Las sentadas, los boicots (ej. dejar de usar los buses porque en ellos debían sentarse los ciudadanos blancos separados de los negros), los campamentos, y claro, la continuidad de las marchas pacíficas y organizadas. No es novedoso que la Policía haga un uso desmedido de la fuerza, y es precisamente esa provocación a la que no se puede sucumbir ni permitir que sea el motivo para apaciguar las miles de voces inconformes que claman a gritos un cambio.   


Manifestémonos sin miedo, cuidándonos unos a otros como hermanos, juntos, porque así somos más fuertes. Organicémonos, busquemos acciones alternativas para llamar la atención, como ciudadanos y consumidores tenemos un poder inagotable. Es momento de recibir la creatividad y aprovechar las redes sociales para protegernos, sin exponernos a caer bajo el yugo de las estrategias macabras que parecen estar buscando la ilegitimidad del Paro Nacional. El Paro debe seguir, ya empezamos, no desfallezcamos hasta ver progreso y compromiso con el diálogo, de otra manera tendremos que empezar de nuevo en un futuro tal vez no muy lejano. Tampoco se trata del diálogo por el diálogo, se trata de encontrar medidas viables con los marcos institucionales y legales que tenemos. De otra manera las soluciones podrían resultar empeorando las condiciones económicas y sociales a largo plazo, y si esto pasa, la respuesta sería que fue lo que pedimos. Hagamos nuestro mayor esfuerzo para pensar sin miedo, exigir sin miedo, marchar sin miedo, y organizarnos sin miedo, para ver si algún día logramos vivir sin miedo.

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