Un último llamado para mitigar los efectos del cambio climático en un país afectado por la ganadería

November 29, 2021
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Foto de Andre Benz en Unsplash.


El panel intergubernamental sobre el cambio climático de la ONU publicó un informe en el que se menciona que tenemos un umbral de 12 años para tomar medidas drásticas y prevenir cambios climáticos devastadores, se estima que el planeta alcanzará el umbral de 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales para 2030, lo que precipitará el riesgo de sequías extremas, incendios forestales, inundaciones y escasez de alimentos para cientos de millones de personas.

Dentro de estas medidas drásticas se hace mención a la necesidad de cambios en la producción de energía, transporte público y alimentación. Se recalca la necesidad de reducir el consumo de carne en un 30 % para poder mitigar las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero producidos en las actividades ganaderas debido a que el sector ganadero representa el 14.5% de las emisiones de CO2, superando las emisiones por el sector de transporte.

De acuerdo al censo agropecuario de 2015, en Colombia las vacas tienen mayor extensión de territorio que los campesinos. De las 42.3 millones de hectáreas que se destinan a la producción agropecuaria, el 80% corresponden a pastos para ganado y sólo el 20% pertenece a cultivos agrícolas. Estas cifras son alarmantes, puesto que solo 2.7 millones de hectáreas son aptas para estos usos.

Muchos agricultores dejan de lado sus cultivos para establecer ganado pues se considera más rentable, esta tendencia desemboca en el deterioro de los suelos arables haciéndolos compactos e infértiles. La ganadería ha invadido los bosques tropicales y páramos lo que conlleva a acabar con ecosistemas que son productores de agua y que proporcionan aire limpio.

La unidad de planificación rural agropecuaria de Colombia se había propuesto reconvertir las áreas para ganadería y establecer medidas para mitigar los efectos en 2018, sin embargo, el panorama no ha cambiado. Seguimos deforestando y acabando con los ecosistemas que renuevan las cargas de agua en el país. Así, en la búsqueda de soluciones que ocupen poco espacio, proporcionen proteínas y tenga un rendimiento por área mayor a los cultivos convencionales se han desarrollado diferentes sistemas productivos que nos permitirán cumplir con las metas buscadas para mitigar el cambio climático. Algunas de las estrategias son la producción de hongos, insectos y algas.

Hongos: Este sistema ha demostrado tener eficiencias biológicas de hasta 150% con contenidos de proteína de hasta 34% comparado con el 26% que contiene la carne. Emplea diversos sustratos que se consideran como residuos para los agricultores, así como el tamo de maíz, fríjol, cebada, avena, trigo, caña, café entre otros, así también ha sido capaz de transformar y dar alternativas a plantas consideradas plaga en todo el mundo como el lirio o buchón y el carrizo. Es un cultivo que va creciendo en Colombia y que económica y ambientalmente constituyen una cadena de valor con un énfasis ecológico positivo debido a que la producción a nivel artesanal es muy sencilla y el proceso permite transformar los residuos en sustratos fértiles.

Insectos:  Este es uno de los alimentos más controversiales, sin embargo, ha sido una estrategia utilizada en muchos países en veras de combatir el hambre, los insectos son fáciles de criar, no requieren de agua adicional y tienen un contenido de proteína superior al 60%, los insectos más consumidos son: Los chapulines y el gusano de agave en México, hormigas culonas en Colombia, suri y siqui papa peruana, picudo rojo, cigarras africanas, grillos tailandeses, tenebrio molitor.

Algas: Es un organismo multifacético ya que puede ser utilizado en el sector energético para la producción de biocombustibles y en el tratamiento de aguas residuales.  Es uno de los superalimentos que aprovechan la luz, el calor y el CO2 para duplicar su biomasa en 24 horas. Contiene 65% de proteína por lo que es un microorganismo con gran demanda para la producción de suplementos alimenticios. El desarrollo de granjas de microalgas por los mayas explica cómo la población se logró sostener a pesar de las condiciones adversas para la agricultura del mismo modo sucedió en el lago de Texcoco en México donde la cultivaban y comían como parte de su alimentación habitual.

Estas tres alternativas constituyen oportunidades en el mercado con grandes ventajas en la producción y cuentan con una alta demanda en el mercado, sin embargo, se requiere de un cambio de paradigma en Latinoamérica, es necesario que cambiemos nuestros hábitos de consumo para poder mitigar el impacto ambiental que constituye la ganadería. Colombia es uno de los países con una alta vulnerabilidad ambiental, sobre todo porque estamos acabando con los ecosistemas que mitigan los cambios climáticos, este hecho ha sido confirmado en varias ocasiones, algunos de los efectos son los grandes cambios en las precipitaciones, el incremento en las temperaturas, patrones de lluvias y sequías extremos, lo que ya ha acarreado graves pérdidas y consecuencias para todos los sectores de la economía y regiones del país.

El cambio climático nos deja con muchas tareas a realizar, cada vez son mayores las extensiones de tierras erosionadas debido a las malas prácticas agrícolas, año tras año nos enfrentamos a condiciones de sequía que pone en crisis a los productores de alimentos, cambios drásticos de temperaturas que acaban con los cultivos, una necesidad de insumos cada vez mayor y un mercado con pocas oportunidades para los pequeños productores colombianos. Llegamos a un punto en que un manejo sostenible de la ganadería no será suficiente, es tiempo de adoptar iniciativas integrales y sostenibles que nos ayuden a hacer una sustitución de ganado para el bien del país y esto nos ejemplifica una de estas muchas tareas, ¿Quién realiza estas acciones de sustitución? ¿Cuáles son nuestros puntos débiles? ¿Quiénes tienen la capacidad de producir proteínas sostenibles?

La situación en el campo colombiano debe adoptar múltiples medidas para lograr que el territorio que está dedicado a la agricultura mejore su capacidad de producción. La FAO hizo una estimación en 2011 de que, si las mujeres pudieran acceder a los mismos recursos que hoy acceden los hombres, podrían alimentar a 150 millones de personas más, además se vería un aumento de la producción en la finca del 20 y 30%.

persona que muestra bayas azules
Foto por Andrew Welch

El papel de la mujer ha representado una columna sobre la cual se han sostenido las familias campesinas, el 43% de la fuerza laboral en el campo es de mujeres, situación que aumenta con los conflictos armados, sin embargo, este trabajo no ha sido reconocido ni fomentado. El Banco Interamericano de Desarrollo, entre otras organizaciones no gubernamentales, trabajan en pro de lograr la equidad de género en el campo latinoamericano, lo cual es clave para generar que las familias y los consumidores tengan acceso a alimentos, esto, teniendo en cuenta que las mujeres producen hasta el 80% de los alimentos que consumimos.

Un enfoque con género no solo promueve el acceso a recursos y tecnologías para las mujeres, también se trata de eficiencia en la producción, la FAO estima que, si se mejora y promueven los proyectos liderados por mujeres, los países que están en vías de desarrollo podrían aumentar su producción alimentaria hasta en un 4%. Las instituciones que buscan la equidad de género en la agricultura se han pronunciado a favor de las prácticas agrícolas que promueven la eficiencia energética del agro ecosistema, mujeres que trabajan al límite tratando de resolver los problemas de producción. Muchas redes de mujeres y hombres están trabajando e innovando en temas de soberanía alimentaria, trabajando con solidaridad en el comercio justo, la innovación económica y la justicia social.

“En este momento, las mujeres rurales tenemos los conocimientos necesarios para preservar la biodiversidad y gestionar los ecosistemas agrícolas, asegurando la renovación de los recursos a largo plazo” (Declaración de la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay y la Red de Grupos de Mujeres Rurales en el marco del Día de la Mujer Rural).


Un último llamado para mitigar los efectos del cambio climático en un país afectado por la ganadería

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October 30, 2018

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El panel intergubernamental sobre el cambio climático de la ONU publicó un informe en el que se menciona que tenemos un umbral de 12 años para tomar medidas drásticas y prevenir cambios climáticos devastadores, se estima que el planeta alcanzará el umbral de 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales para 2030, lo que precipitará el riesgo de sequías extremas, incendios forestales, inundaciones y escasez de alimentos para cientos de millones de personas.

Dentro de estas medidas drásticas se hace mención a la necesidad de cambios en la producción de energía, transporte público y alimentación. Se recalca la necesidad de reducir el consumo de carne en un 30 % para poder mitigar las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero producidos en las actividades ganaderas debido a que el sector ganadero representa el 14.5% de las emisiones de CO2, superando las emisiones por el sector de transporte.

De acuerdo al censo agropecuario de 2015, en Colombia las vacas tienen mayor extensión de territorio que los campesinos. De las 42.3 millones de hectáreas que se destinan a la producción agropecuaria, el 80% corresponden a pastos para ganado y sólo el 20% pertenece a cultivos agrícolas. Estas cifras son alarmantes, puesto que solo 2.7 millones de hectáreas son aptas para estos usos.

Muchos agricultores dejan de lado sus cultivos para establecer ganado pues se considera más rentable, esta tendencia desemboca en el deterioro de los suelos arables haciéndolos compactos e infértiles. La ganadería ha invadido los bosques tropicales y páramos lo que conlleva a acabar con ecosistemas que son productores de agua y que proporcionan aire limpio.

La unidad de planificación rural agropecuaria de Colombia se había propuesto reconvertir las áreas para ganadería y establecer medidas para mitigar los efectos en 2018, sin embargo, el panorama no ha cambiado. Seguimos deforestando y acabando con los ecosistemas que renuevan las cargas de agua en el país. Así, en la búsqueda de soluciones que ocupen poco espacio, proporcionen proteínas y tenga un rendimiento por área mayor a los cultivos convencionales se han desarrollado diferentes sistemas productivos que nos permitirán cumplir con las metas buscadas para mitigar el cambio climático. Algunas de las estrategias son la producción de hongos, insectos y algas.

Hongos: Este sistema ha demostrado tener eficiencias biológicas de hasta 150% con contenidos de proteína de hasta 34% comparado con el 26% que contiene la carne. Emplea diversos sustratos que se consideran como residuos para los agricultores, así como el tamo de maíz, fríjol, cebada, avena, trigo, caña, café entre otros, así también ha sido capaz de transformar y dar alternativas a plantas consideradas plaga en todo el mundo como el lirio o buchón y el carrizo. Es un cultivo que va creciendo en Colombia y que económica y ambientalmente constituyen una cadena de valor con un énfasis ecológico positivo debido a que la producción a nivel artesanal es muy sencilla y el proceso permite transformar los residuos en sustratos fértiles.

Insectos:  Este es uno de los alimentos más controversiales, sin embargo, ha sido una estrategia utilizada en muchos países en veras de combatir el hambre, los insectos son fáciles de criar, no requieren de agua adicional y tienen un contenido de proteína superior al 60%, los insectos más consumidos son: Los chapulines y el gusano de agave en México, hormigas culonas en Colombia, suri y siqui papa peruana, picudo rojo, cigarras africanas, grillos tailandeses, tenebrio molitor.

Algas: Es un organismo multifacético ya que puede ser utilizado en el sector energético para la producción de biocombustibles y en el tratamiento de aguas residuales.  Es uno de los superalimentos que aprovechan la luz, el calor y el CO2 para duplicar su biomasa en 24 horas. Contiene 65% de proteína por lo que es un microorganismo con gran demanda para la producción de suplementos alimenticios. El desarrollo de granjas de microalgas por los mayas explica cómo la población se logró sostener a pesar de las condiciones adversas para la agricultura del mismo modo sucedió en el lago de Texcoco en México donde la cultivaban y comían como parte de su alimentación habitual.

Estas tres alternativas constituyen oportunidades en el mercado con grandes ventajas en la producción y cuentan con una alta demanda en el mercado, sin embargo, se requiere de un cambio de paradigma en Latinoamérica, es necesario que cambiemos nuestros hábitos de consumo para poder mitigar el impacto ambiental que constituye la ganadería. Colombia es uno de los países con una alta vulnerabilidad ambiental, sobre todo porque estamos acabando con los ecosistemas que mitigan los cambios climáticos, este hecho ha sido confirmado en varias ocasiones, algunos de los efectos son los grandes cambios en las precipitaciones, el incremento en las temperaturas, patrones de lluvias y sequías extremos, lo que ya ha acarreado graves pérdidas y consecuencias para todos los sectores de la economía y regiones del país.

El cambio climático nos deja con muchas tareas a realizar, cada vez son mayores las extensiones de tierras erosionadas debido a las malas prácticas agrícolas, año tras año nos enfrentamos a condiciones de sequía que pone en crisis a los productores de alimentos, cambios drásticos de temperaturas que acaban con los cultivos, una necesidad de insumos cada vez mayor y un mercado con pocas oportunidades para los pequeños productores colombianos. Llegamos a un punto en que un manejo sostenible de la ganadería no será suficiente, es tiempo de adoptar iniciativas integrales y sostenibles que nos ayuden a hacer una sustitución de ganado para el bien del país y esto nos ejemplifica una de estas muchas tareas, ¿Quién realiza estas acciones de sustitución? ¿Cuáles son nuestros puntos débiles? ¿Quiénes tienen la capacidad de producir proteínas sostenibles?

La situación en el campo colombiano debe adoptar múltiples medidas para lograr que el territorio que está dedicado a la agricultura mejore su capacidad de producción. La FAO hizo una estimación en 2011 de que, si las mujeres pudieran acceder a los mismos recursos que hoy acceden los hombres, podrían alimentar a 150 millones de personas más, además se vería un aumento de la producción en la finca del 20 y 30%.

persona que muestra bayas azules
Foto por Andrew Welch

El papel de la mujer ha representado una columna sobre la cual se han sostenido las familias campesinas, el 43% de la fuerza laboral en el campo es de mujeres, situación que aumenta con los conflictos armados, sin embargo, este trabajo no ha sido reconocido ni fomentado. El Banco Interamericano de Desarrollo, entre otras organizaciones no gubernamentales, trabajan en pro de lograr la equidad de género en el campo latinoamericano, lo cual es clave para generar que las familias y los consumidores tengan acceso a alimentos, esto, teniendo en cuenta que las mujeres producen hasta el 80% de los alimentos que consumimos.

Un enfoque con género no solo promueve el acceso a recursos y tecnologías para las mujeres, también se trata de eficiencia en la producción, la FAO estima que, si se mejora y promueven los proyectos liderados por mujeres, los países que están en vías de desarrollo podrían aumentar su producción alimentaria hasta en un 4%. Las instituciones que buscan la equidad de género en la agricultura se han pronunciado a favor de las prácticas agrícolas que promueven la eficiencia energética del agro ecosistema, mujeres que trabajan al límite tratando de resolver los problemas de producción. Muchas redes de mujeres y hombres están trabajando e innovando en temas de soberanía alimentaria, trabajando con solidaridad en el comercio justo, la innovación económica y la justicia social.

“En este momento, las mujeres rurales tenemos los conocimientos necesarios para preservar la biodiversidad y gestionar los ecosistemas agrícolas, asegurando la renovación de los recursos a largo plazo” (Declaración de la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay y la Red de Grupos de Mujeres Rurales en el marco del Día de la Mujer Rural).


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